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Evento de la REDMEM: «Avances y desafíos de los 30 años de la Plataforma de Pekín»

El jueves 2 de octubre, en el Espacio de Igualdad María de Maeztu de Madrid, la Red de Mujeres por la Memoria y la Democracia (REDMEM) convocó el encuentro “Avances y desafíos de los 30 años de la Plataforma de Pekín”. Tres voces destacadas del feminismo —Cristina Almeida Castro, Laura Selena Báez Benítez y María Garzón Molina— reflexionaron sobre los logros alcanzados, los retrocesos actuales y los desafíos urgentes de cara al futuro, en la jornada dirigida por Nadia Gayoso de la Calle, coordinadora de REDMEM y responsable de memoria democrática y justicia transicional de FIBGAR.

Cristina Almeida Castro: memoria de lucha y justicia pendiente

La presidenta de El Club de las 25 Cristina Almeida Castro abrió el debate recordando que los acuerdos de Nairobi estuvieron dominados casi exclusivamente por hombres y que, bajo presiones religiosas, se eliminaron recomendaciones clave de la plataforma de igualdad. Pese a ello, destacó un hito: la conferencia de Zagreb, en el marco de la guerra de Yugoslavia, donde se decretó que las violaciones fueran reconocidas como crímenes de guerra y no como simples daños colaterales.

Almeida considera que ese mismo espíritu debe llevarnos hoy a reclamar que el hambre sea también un crimen de guerra, dado que se utiliza como arma de sometimiento. Pero lamenta que el impulso de aquellos años haya dado paso a un clima de retroceso. La expansión de la “manosfera”, un espacio digital antifeminista, es para ella un síntoma claro de reacción frente a los avances de las mujeres.

Aunque cree que aún no es el momento de una nueva gran conferencia mundial, Almeida subraya la necesidad de hacer memoria de lucha: “194 países se comprometieron en la Plataforma de Acción de Pekín de 1995 y muchos hoy no cumplen. No podemos olvidar que aquello fue un compromiso de los estados, y en ello debemos apoyarnos”. Frente a la crueldad del presente, insiste en que “va a llegar el momento de las mujeres, de mirar con ojos de mujer” como se dijo en Pekín, encuentro del que ella fue testigo directa.

Laura Selena Báez Benítez: avances, retos y la urgencia de movilizarse

La jurista Laura Selena Baez Benítez, que trajo su experiencia desde la Federación de Mujeres Jóvenes, centró su intervención en los avances y desafíos de la participación política y social de las mujeres. Señaló que en los últimos años se amplió el movimiento: jóvenes, mujeres racializadas y clases populares lograron un espacio central que antes estaba limitado a lo institucional. La sociedad civil organizada pasó a tener protagonismo, consolidando al feminismo como columna vertebral de la democracia.

Sin embargo, alertó de una peligrosa desmovilización. En el plano internacional, criticó la falta de registros de mujeres asesinadas en Palestina, la ausencia de datos sobre violencia sexual y la omisión del acceso a servicios de salud y aborto para víctimas de violación. “El derecho internacional no se respeta en la práctica”, denunció, advirtiendo que el Consejo de Seguridad de la ONU está al borde del colapso y que los acuerdos bilaterales de derechos humanos se están deteriorando.

Para Laura, la respuesta es clara: la sociedad civil debe movilizarse para frenar a unas instituciones incapaces de garantizar la paz y los derechos. “La democracia se defiende en las instituciones pero también en las calles”, afirmó, llamando a ocupar las redes sociales y a que las mujeres tomen la palabra frente al avance de los discursos de odio.

María Garzón Molina: la manosfera y la violencia digital

La presidenta de FIBGAR, María Garzón Molina, abordó uno de los fenómenos más inquietantes de la actualidad: la violencia digital y el discurso antifeminista en redes. Explicó cómo la llamada manosfera afirma que las mujeres “han ido demasiado lejos” y construye un relato para desmontar los logros feministas. En este espacio, muchos hombres encuentran una identidad y una comunidad basada en la hostilidad hacia las mujeres.

El extremo más violento lo representan los incels (célibes involuntarios), responsables de masacres contra mujeres inspirados por un ideario misógino. Para ellos, la sexualidad femenina no tiene valor humano: las mujeres son vistas como objetos animales a dominar, un pensamiento que alimenta la cultura de la violación.

María subrayó que la única salida pasa por la educación y la alfabetización digital, especialmente de las nuevas generaciones. “Desde el feminismo debemos mandar mensajes simples y claros”, defendió, para contrarrestar la narrativa violenta y reaccionaria que circula en internet.

Un presente que exige acción

El evento de la Red de Mujeres por la Memoria y la Democracia (REDMEM) dejó un mensaje inequívoco: los logros de Pekín siguen siendo un referente, pero están en riesgo. Las tres ponentes coincidieron en que el feminismo enfrenta un escenario de retrocesos democráticos, crisis internacionales y nuevas formas de violencia, y en que en la actualidad sería prácticamente imposible llegar a los acuerdos internacionales que supuso la Plataforma de Pekín para la agenda feminista.

La memoria, la movilización y la educación son las tres claves que emergen de este diálogo. A 30 años de la Plataforma de Pekín, la lucha feminista sigue siendo no solo una cuestión de justicia para las mujeres, sino también una condición indispensable para construir sociedades más democráticas, justas y humanas.

Para conocer más acerca del trabajo de la Red de Mujeres por la Memoria y la Democracia (REDMEM), visita su web: www.mujeresporlamemoria.org