
21 de septiembre: un día para detener la violencia y sembrar la paz
Cada 21 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Paz, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1981 con el objetivo de fortalecer los ideales de paz entre todas las naciones y pueblos. Al principio, esta jornada se empezó celebrando el tercer martes de septiembre, coincidiendo con el comienzo del periodo de sesiones de la Asamblea General. Sin embargo, dos décadas más tarde, en el 2001, la Asamblea decidió por unanimidad establecer el 21 de septiembre como una fecha fija en el calendario internacional y designarla como una jornada de alto al fuego y de no violencia, reafirmando el compromiso de vivir en armonía.
La paz, como ha señalado en varias ocasiones las Naciones Unidas, no debe entenderse simplemente como la ausencia de conflictos armados. En el año 1999, la Asamblea General adoptó la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, en la que subrayó que se trata de un proceso positivo, dinámico y participativo, que promueve el diálogo, la cooperación mutua, la justicia social y el respeto por los derechos humanos. La paz se construye a diario, a través de decisiones de gobiernos, comunidades y personas y que está estrechamente vinculado con el desarrollo sostenible. De ahí la relación entre el Día Internacional de la Paz y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobados en 2015. Estos objetivos, que abarcan desde la erradicación de la pobreza y el hambre hasta la promoción de la igualdad de género, el acceso universal a la educación la lucha contra el cambio climático y la defensa de la justicia social, reflejan la convicción de Estados miembros de la ONU de que no puede existir la paz sin desarrollo económico y social y viceversa. La seguridad y bienestar de las sociedades dependen de afrontar los desafíos económicos y sociales garantizando los derechos fundamentales de todas las personas.
El Día Internacional de la Paz no se limita solo a declaraciones institucionales. Para conmemorar el Día Internacional de la Paz, se organizan actividades educativas y de sensibilización, encendidos de velas, marchas pacíficas, conferencias, actos artísticos o encuentros interreligiosos e interculturales que buscan a inspirar a las comunidades a renovar su compromiso con la paz. Uno de los actos más significativos este día es el llamado global al alto al fuego, en el que se invita a todos los países y pueblos a cesar las hostilidades y violencia durante 24 horas.
En el contexto actual, el Día Internacional de la Paz cobra especial relevancia. Mientras Naciones Unidas hace este llamado global de alto al fuego, en varias regiones del mundo, como en Ucrania, Gaza o Sudán, la población civil sigue sufriendo las consecuencias de los conflictos armados. Estos conflictos ponen en riesgo la seguridad de la población y también dificultan lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, agravando la inseguridad alimentaria o desplazando a millones de personas. Vincular este día con las realidades que sufren diferentes comunidades nos recuerda que la paz no puede posponerse y exige respuestas urgentes de la comunidad internacional y compromisos renovados de Estados y de la sociedad civil para establecer espacios de diálogo.
La paz puede comenzar en cada uno de nosotros, no solo depende de Estados o de instituciones internacionales. Para construir un mundo pacifico es importante rechazar la violencia en todas sus formas, combatir la discriminación o apoyar a aquellos que son más vulnerables.
El 21 de septiembre no es solo una fecha conmemorativa, sino una invitación a reflexionar y actuar. Es una invitación a recordar que la violencia no es inevitable y que existen alternativas para construir sociedades más justas e inclusivas y que la lucha contra la desigualdad, violencia de género, racismo y el cambio climático, entre otros, forman parte de la construcción de la paz.
En definitiva, el Día Internacional de la Paz es un llamado urgente y universal a no resignarse frente a la violencia, a no aceptar las injusticias como inevitables y a creer que un mundo pacifico si es posible. Cada año, al llegar el 21 de septiembre, Naciones Unidas y millones de personas alrededor del planeta nos recuerdan que la paz no es una utopía, sino la condición esencial para nuestro futuro común, y que su construcción comienza con el compromiso de todos y cada uno de nosotros.
Marina de Leiva Álvarez, colaboradora de FIBGAR.