Conclusiones de la jornada jornada “Justicia, víctimas y sociedad civil frente a los retos del crimen organizado transnacional” en la Universidad Complutense de Madrid
El pasado 5 de noviembre de 2025 tuvo lugar en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid la jornada “Justicia, víctimas y sociedad civil frente a los retos del crimen organizado transnacional”, organizada por FIBGAR y la Universidad Complutense de Madrid. Esta jornada se celebró como parte del proyecto “Juventud Universitaria frente al Crimen Organizado”, una iniciativa conjunta de FIBGAR y la UCM destinada a fortalecer la reflexión crítica, el liderazgo juvenil y la defensa de los derechos humanos frente a los desafíos del crimen organizado desde un enfoque multidisciplinar. Dentro de esta iniciativa, durante varios meses, hasta marzo 2026, un grupo seleccionado de estudiantes participará en un ciclo de cinco seminarios temáticos impartidos por especialistas de España, Europa y América Latina. A través de debates, dinámicas participativas y trabajo en grupo, las y los participantes elaborarán un documento de acción que recogerá propuestas concretas para contribuir al debate público sobre el crimen organizado desde una perspectiva de derechos humanos. El encuentro reunió a juristas, personas académicas y representantes de la sociedad civil para debatir sobre los desafíos que el crimen organizado plantea a la justicia, la gobernanza democrática y la protección de las víctimas.
La sesión de apertura contó con las intervenciones de José Carlos Cano Montejano, Vicedecano de Relaciones Internacionales e Institucionales de la Facultad de Derecho de la UCM, y de Pilar Peiteado Mariscal, Directora del Departamento de Derecho Procesal y Derecho Penal. Ambos destacaron la pertinencia de celebrar este encuentro en una universidad, un espacio donde confluyen el análisis crítico, la investigación y la formación de nuevas generaciones de juristas. Subrayaron que la academia no solo es un lugar privilegiado para reflexionar sobre la criminalidad organizada, sino también un actor clave en la construcción de marcos jurídicos y sociales capaces de enfrentarla.
Panel 1: Crimen Organizado: Desafíos Para la Justicia y la Gobernanza
La primera mesa, moderada por la profesora Elena Conde Pérez, abordó la creciente complejidad y evolución del crimen organizado en el mundo actual. Baltasar Garzón, exmagistrado y presidente ad honorem de FIBGAR, recordó que ya en 1993 propuso incluir el término “crimen organizado” en la legislación española, subrayando que hoy estas redes son cada vez más sofisticadas y que su principal herramienta es la corrupción. “El crimen organizado en principio no busca la violencia, sino pasar desapercibido”, señaló, aludiendo a su capacidad de adaptación y aprendizaje continuo. “En esta lucha a menudo llegamos tarde -dijo-: es como un elefante persiguiendo a un leopardo. Ellos operan fuera de la ley, nosotros dentro de ella.” Reclamó, por ello, instrumentos de investigación más ágiles y coordinados, y políticas integrales que aborden el fenómeno desde todos los sectores.
La profesora Carolina Sampó, de la Fundación Carolina, destacó que el crimen organizado se caracteriza por la diversificación y transnacionalidad de sus actividades. Recordó que a menudo se ignoran prácticas como la extracción ilegal de minerales o la trata de personas, así como el papel central de la corrupción, tanto pública como privada. “Sin corrupción privada, el crimen organizado no podría funcionar”, advirtió. Sampó también puso el foco en la violencia indirecta, como extorsiones y amenazas, y en los daños invisibles que afectan a la confianza ciudadana y a las instituciones democráticas. Cuando el Estado no garantiza bienes básicos como agua, seguridad o energía, “el crimen organizado los provee y gana legitimidad social”, explicó, recordando casos en América Latina y África.
El sociólogo Armando Fernández Steinko, catedrático de sociología, analizó los aspectos económicos de estas redes y explicó que el objetivo central de los grupos criminales es evitar ser interceptados. Para ello operan al margen de la legalidad y sin posibilidad de recurrir al Estado para resolver sus conflictos internos, una separación estructural que explica tanto su resiliencia como los altos niveles de violencia interna.
Panel 2: Víctimas y Sociedad Civil ante la Criminalidad Organizada
En la segunda mesa, moderada por Alessia Schiavon, directora de FIBGAR, se debatió el impacto del crimen organizado sobre las víctimas y el papel de la sociedad civil.
Carmen Durán Martínez, vicepresidenta de FIBGAR, aportó una perspectiva profundamente humana al recordar su experiencia de décadas como maestra en Galicia. Relató cómo algunos de sus alumnos y alumnas fallecían de manera repentina, dejando a familias desorientadas que acudían a ella en busca de apoyo. Desde esa posición privilegiada de cercanía con la comunidad, pudo observar cómo el crimen organizado afectaba a las personas más vulnerables y cómo estos impactos, aunque muchas veces invisibles desde fuera, desestructuraban profundamente la vida familiar y social. Durán insistió en que la educación es una herramienta fundamental para combatir el avance del crimen organizado, no solo porque fortalece el pensamiento crítico y las oportunidades de vida de las personas jóvenes, sino también porque crea comunidades más resilientes frente a las dinámicas de captación y violencia. “Las víctimas somos toda la sociedad -señaló-, pero especialmente quienes cuentan con menos recursos para defenderse”. Subrayó además la importancia de reforzar los lazos comunitarios, escuchar a quienes se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y promover herramientas preventivas capaces de detectar riesgos antes de que sea demasiado tarde.
Carlos Brito Siso, profesor de derecho penal en la Universidad Complutense de Madrid, analizó el tráfico de personas migrantes y los mitos que rodean este fenómeno. Explicó que no todas las redes de facilitación son criminales: algunas son familiares o comunitarias y surgen por la falta de vías legales de migración. Brito propuso una lectura más amplia del fenómeno, vinculandolo con las desigualdades estructurales y recordando el derecho a migrar reconocido en el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En su intervención, también distinguió cinco tipos de criminalidad organizada, desde los grupos mafiosos hasta las redes que operan desde el propio Estado o más allá de sus fronteras, insistiendo en la necesidad de respuestas específicas y diferenciadas.
La jornada concluyó con un diálogo abierto en el que los y las participantes coincidieron en que el crimen organizado es una amenaza global con profundas implicaciones para la justicia, la economía y la democracia. Su carácter transnacional exige estrategias coordinadas entre Estados, instituciones judiciales y sociedad civil, así como una mayor atención a las víctimas y a los daños invisibles que el crimen organizado inflige sobre la confianza ciudadana y la cohesión social.
Sara Zanon, colaboradora de FIBGAR.