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UN LLAMADO A LA EMPATÍA Y LA SOLIDARIDAD: REFLEXIONES EN EL DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO 

Cada 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado, una fecha que invita a reflexionar sobre la difícil realidad que enfrentan millones de personas desplazadas en busca de seguridad y protección. Este día nos recuerda la importancia de promover y proteger los derechos de aquellos que han sido forzados a abandonar sus hogares debido a conflictos, persecución, violencia o violaciones de sus derechos fundamentales. 

De acuerdo con los datos proporcionados por ACNUR, en 2022 más de 100 millones de personas en todo el mundo se vieron obligadas a huir de sus hogares y 27,1 millones de estas eran personas refugiadas. 

El Día Mundial del Refugiado nos brinda la oportunidad de centrarnos en los principios fundamentales de los derechos humanos, y en particular, en la protección y el respeto de los derechos de aquellos que han sido obligados a huir. Además, esta jornada presenta una oportunidad para crear conciencia sobre la situación de los refugiados y para recordar que todos los seres humanos, sin importar su origen o estatus legal, tienen derechos inherentes que deben ser respetados y protegidos por todos los Estados y actores involucrados. 

En este sentido, el cambio climático lleva años incidiendo en los derechos humanos de miles de personas, lo que lleva a su desplazamiento forzoso en busca de mejores condiciones de vida. De acuerdo con ACNUR, solo en 2020, los desastres naturales provocaron 30,7 millones de desplazamientos internos en más de 140 países. Por su parte, El Banco Mundial apunta que para el año 2050, unos 216 millones de personas se verán obligadas a desplazarse dentro de su país por motivos climáticos. Sin embargo, esto solo son cifras del desplazamiento interno, por lo que este número sería mayor si contabilizásemos las personas migrantes internacionales, quienes aun no obtienen una protección adecuada a pesar de la gravedad y el aumento de este modelo migratorio.  

En este sentido, es importante destacar la situación de los pueblos indígenas, a quienes no se les está permitiendo el goce y disfrute de sus derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El cambio climático junto con las actividades extractivas y el expolio y expulsión de sus tierras, están obligando a estas comunidades a abandonar sus territorios ancestrales en busca de nuevas regiones donde asentarse. Toda esta situación se vd agravada, ya que son especialmente vulnerables a los impactos del cambio climático debido su dependencia directa de los recursos naturales y, a menudo, a su falta de acceso a recursos para adaptarse a las variaciones ambientales. Igualmente, su cosmovisión y modo de relacionarse con su naturaleza forma parte de su propia identidad como pueblo, por lo que la huida forzada de sus territorios supone una injerencia directa en sus derechos humanos y colectivos.  

Una de las acciones más significativas dentro de la lucha indígena por sus derechos humanos es la presentación por parte del estado de Vanuatu de una propuesta frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde pedían solicitar a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre las obligaciones de los Estados con respecto al cambio climático. En marzo de este año la ONU aprobó la resolución y supuso un paso más para el establecimiento de las bases legales para la justicia climática. 

Es preciso recordar que uno de los principios fundamentales en la protección de los derechos humanos de los refugiados es el principio de no devolución, que prohíbe obligar a una persona a regresar a un país donde se enfrentaría a persecución, tortura, tratos inhumanos o degradantes, o cualquier otra forma de amenaza seria para su vida o libertad. Este principio está estipulado en el derecho internacional de los refugiados y refuerza el compromiso de los Estados de garantizar la protección de aquellos que huyen de situaciones de persecución o violencia. 

Es fundamental recordar que la protección de los derechos de las personas refugiadass es una responsabilidad compartida, y los Estados deben garantizar el acceso justo y efectivo al proceso de solicitud de asilo, así como proporcionar condiciones adecuadas de acogida y protección

Para lograr la adecuada inclusión de las personas migrantes en las comunidades de acogida es importante promover la integración social y económica de estas personas, fomentando la interculturalidad y brindándoles oportunidades de empleo, educación y participación en la vida comunitaria. 

Sin embargo, a pesar de los avances en la protección de los derechos de las personas refugiadas, todavía enfrentan numerosos desafíos y obstáculos. La falta de voluntad política, la xenofobia y la discriminación son algunas de las barreras que dificultan la plena realización de sus derechos humanos. 

Por ello, desde FIBGAR queremos recordar que la protección de los derechos humanos es responsabilidad de todos, y que la comunidad internacional debe promover la inclusión, la tolerancia y el respeto hacia las personas migrantes. Así, desde nuestra Fundación apostamos por la educación de la realidad de todas las personas desplazadas forzosamente y por el fomento y consolidación  de una interculturalidad que ayude a la inclusión de todas las comunidades.   

Javier Porres, colaborador de FIBGAR 

Madrid, 20 de junio de 2023