FIBGAR celebra que la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo encuentra a su nieto robado en la dictadura
Madrid, 6 de agosto. La Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR) felicita a la Asociación de Abuelas de la Plaza de Mayo y en especial a su presidenta, Estela de Carlotto, por encontrar al bebé robado por la dictadura número 114. Se trata del nieto de Carlotto, a quién separaron al nacer de su madre Laura. Ella fue detenida en 1977, estuvo desaparecida, hasta que en 1978 fue entregado su cuerpo torturado y asesinado a su madre. Desde entonces comenzó la búsqueda de Guido, el hijo que Laura alumbró en prisión y que nunca fue llevado a la Casa Cuna. Una búsqueda que ha acabado 36 años después.
Desde FIBGAR nos unimos a la alegría de la familia Carlotto y al de resto de asociaciones por la Memoria y Reparación de las víctimas que lo han hecho posible. Una lucha que la fundación siempre ha apoyado. Recientemente, Estela de Carlotto acudió como ponente en mayo de este año al I Congreso sobre Jurisdicción Universal que organizó FIBGAR en Madrid; y su hijo y diputado, Remo de Carlotto, acudió el pasado mes a los Cursos de Verano de Torres (Jaén), también organizados por FIBGAR. Su presidente, Baltasar Garzón, tras conocer la noticia ha declarado: «Si la felicidad tiene un nombre, hoy se llama Guido. Gracias a la lucha de las Abuelas de la Plaza de Mayo, hoy hay un nieto más recuperado».
La lucha de estas mujeres comenzó en plena dictadura y ha conseguido involucrar al Estado argentino. De hecho, gracias a la creación de organismos como la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) existe el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), donde todo aquel que como Guido tenga dudas sobre sus orígenes puede comprobar su historia con una prueba de ADN.
El caso español
La iniciativa del Estado argentino es muy similar a la que reclaman desde España numerosas asociaciones por la Memoria Histórica. Desde FIBGAR apoyamos esta demanda ya que no sólo vertería luz sobre los más de 30.000 casos de bebés robados que hubo en el franquismo y en la primera década de Democracia, sino también ayudaría a los más de 150.000 desaparecidos durante la Guerra Civil y los años siguientes, que siguen esperando en fosas comunes o en lugares indeterminados.
Actualmente no existe un censo oficial de estos casos, por lo que sólo con la investigación a iniciativa privada de familiares y asociaciones se ha podido llegar a estas cifras aproximadas. Lo mismo ocurre con las pruebas de ADN, de coste elevado y que solo se realizan gracias al esfuerzo de la sociedad civil.
