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La paz: Camino y Destino en un Mundo en Conflicto

Según la 18.ª edición del Índice Global de Paz (GPI) el mundo se encuentra en una encrucijada. El número de países involucrados en conflictos ha alcanzado su punto más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Estos conflictos tienen un impacto devastador en la economía global. El GPI estima que el impacto económico de la violencia alcanzó los 19.1 billones de dólares en 2023, representando el 13.5% del PIB mundial. Además, estos conflictos agravan las condiciones de las poblaciones más vulnerables. Actualmente, 110 millones de personas están refugiadas o desplazadas internamente debido a conflictos violentos, y 16 países albergan a más de medio millón de refugiados.

En este contexto, la conmemoración del Día Internacional de la Paz el 21 de septiembre, cobra una relevancia especial. Esta iniciativa, promovida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, destaca la promoción de la paz como uno de los objetivos fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas. La fecha fue establecida por la resolución de la Asamblea 36/67 del 30 de noviembre de 1981, y en 2001 se redefinió la fecha como un día dedicado al cese de la violencia y alto al fuego de los conflictos. En este sentido, la campaña de 2024 se centra en cultivar una cultura de paz. 

La paz no es solo un fin en sí misma, sino también es un medio para lograr el desarrollo y respeto de los derechos humanos. Sin paz, los derechos fundamentales no pueden ser garantizados ni disfrutados plenamente. No se trata únicamente de la ausencia de guerra y violencia directa (paz negativa), sino que también implica la presencia de la justicia social (paz positiva).

El concepto de paz ha sido objeto de numerosos debates y no siempre se ha interpretado de la misma manera. No obstante, sigue siendo una prioridad para las Naciones Unidas, los Estados y las organizaciones internacionales. En este sentido, la paz como derecho ha sido abordada en diversos marcos normativos internacionales. Si bien la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 estableció las bases para el reconocimiento de la paz como derecho, las primeras declaraciones específicas sobre el tema surgieron años después. Así, la Declaración sobre la preparación de las sociedades para vivir en paz (1978) menciona el derecho inmanente a vivir en paz y la Declaración sobre el derecho de los pueblos a la paz (1984) la define como un derecho sagrado. Más recientemente, la Declaración del Milenio (2000) y la Declaración sobre el Derecho a la Paz (2016) han reafirmado la importancia de la paz como requisito indispensable para el disfrute de los derechos humanos.

Ante este panorama, surgen tres interrogantes clave: ¿existe un único concepto de paz?; ¿quiénes son los sujetos involucrados en este derecho? y ¿cómo puede implementarse eficazmente?

La respuesta a la primera pregunta parecería ser negativa. El derecho a la paz no debe entenderse de manera homogénea, sino contextualizado al lugar y cultura en el que se interprete. La paz se define según valores históricos, filosóficos, económicos, religiosos y sociales de cada comunidad. Por lo tanto, no existe una definición universal de paz. Este enfoque pluralista es ventajoso porque estimula el diálogo, permite la adaptación a diferentes contextos y facilita la inclusión de múltiples perspectivas en la resolución de conflictos.

Aun así, es conveniente establecer un marco normativo global que defina la paz en su sentido más amplio y general. Este mínimo común de entendimiento “constituye una aspiración y una necesidad universal”.

Respecto a la segunda interrogante, la paz es un derecho “individual y colectivo” que involucra una variedad de sujetos: personas, pueblos, Humanidad, Estados, organizaciones internacionales y hay quienes, como los pueblos indígenas, que incluyen los territorios y la naturaleza como sujetos de derecho. Estos últimos también deben ser protegidos ya que suelen ser las primeras víctimas de los conflictos armados. En este sentido, el Alto Comisionado Volker Türk señaló: “La vasta repercusión de la guerra y el conflicto sobre el medio ambiente es también innegable. Tierra arrasada, contaminación química del aire, el agua y los suelos… Esta situación es uno de los mayores problemas que la humanidad afronta en la actualidad, junto con el cambio climático, la pérdida de la diversidad biológica y la contaminación ambiental”.

De acuerdo con la tercera interrogante, la implementación eficaz de este derecho enfrenta diversos obstáculos como intereses económicos, sociales y políticos, así como la falta de recursos de algunos Estados. Para superar estos desafíos, es esencial:

  • Contextualizar los conflictos: cadaconflicto refleja una realidad única, con causas estructurales particulares. Es crucial reconocer estas particularidades, respetando la cultura y tradiciones del territorio afectado.
  • Educar para la paz: la educación es clave para promover este derecho. No debe limitarte a la transmisión de conocimientos, sino que debe fomentar una verdadera transformación de actitudes y comportamientos.
  • Fomentar la responsabilidad individual: la paz no solo depende de las obligaciones estatales. Cada persona cumple un rol determinante en su promoción y desarrollo.  
  • Participación de todos los sectores de la sociedad: en contextos de conflicto y posconflicto se deben escuchar a quienes han quedado históricamente relegados. Las mujeres, por ejemplo, deben intervenir plenamente en las decisiones sobre el mantenimiento y fomento de la paz (Resolución 1325 del Consejo de Seguridad) “…para el conseguimiento de sociedades justas y pacíficas”. Asimismo, la participación de los pueblos indígenas en los procesos de negociación, resulta clave para el éxito y la legitimidad de los acuerdos de paz, como sostiene la magistrada Belkis Izquierdo Torres.

En conclusión, el derecho a la paz es un concepto dinámico y plural, que requiere de la participación de todos los sectores de la sociedad, ya que enfrenta desafíos que solo podrán ser superados mediante un esfuerzo colectivo, consciente e interdisciplinario.

Mariana Larrosa, colaboradora de FIBGAR

21 de septiembre de 2024