Cambiando el rumbo contra la corrupción
Sonia Agudo Capón. Departamento de proyectos de FIBGAR
Madrid, 3 de abril de 2016. Cada año, miles de personas presencian delitos e irregularidades en sus lugares de trabajo. Conductas poco éticas por parte de la institución a la que pertenecen que ponen en peligro el bienestar público en general o incluso la vida de los demás. En la mayoría de los casos, el miedo a las represalias, incluida la pérdida de su puesto de trabajo, perpetúa el silencio y, con ello, la impunidad. Sin embargo, existen personas que deciden dar un paso al frente y revelar la irregularidad, arriesgando así su bienestar profesional y personal. Cuando uno de estos trabajadores rompe su silencio y denuncia el fraude desde dentro se convierte en un “whistleblower”. Es decir, en un empleado que revela evidencias de prácticas corruptas o ilícitas llevadas a cabo por la entidad para la que trabaja. Literalmente traducida, la expresión significa “el que hace sonar el silbato” y se refiere a los policías que antiguamente realizaban dicha acción para avisar a otros agentes cuando advertían la presencia de un delincuente.
Desde el momento en que se destapa la verdad, el trabajador se posiciona en una situación de vulnerabilidad respecto a la institución a la que se enfrenta y comienza a exponerse a un sinfín de amenazas. Por un lado, afronta represalias por parte de la organización o grupo acusado, o de entidades y gobiernos indirectamente relacionados. Por el otro, enfrentan también graves obstáculos sociales, políticos y legales que obstaculizan su servicio público, desalentando así la divulgación de las actividades perjudiciales y reforzando la opacidad del statu quo.
A Change of Direction surge de la necesidad de crear un marco de protección para mejorar la integridad general de los whistleblowers tanto en la Unión Europea como en los estados miembros y, a su vez, facilitar el relato de la verdad. Este proyecto nace de la convicción de que el apoyo a los “alertadores” es esencial para alentar a funcionarios públicos y trabajadores en la lucha contra la corrupción pública y privada. Además de ello, refleja una creciente atención por parte de la Unión Europea en la lucha contra la corrupción en el proceso de fortalecimiento de las instituciones europeas.
Sentada la premisa de que existe un interés público en que se revelen los comportamientos ilícitos (pasados, presentes y futuros) cometidos en el seno de una organización privada o pública, la cuestión que seguidamente se plantea es de qué forma la Unión Europea puede incentivar la conducta de aquellos sujetos dispuestos a informar. Para ello, un grupo internacional de organizaciones no gubernamentales e instituciones de investigación ha aunado fuerzas para promover un marco integrado de investigación, ejecución y defensa pública para proteger a los whistleblowers en Europa.
Desde FIBGAR se gestiona este proyecto cuyas ramas se extienden internacionalmente con la participación de la Universidad de Marsella, la Universidad de Pavia, la ONG australiana Blueprint for Free Speech, la agencia de comunicación y campañas Latte Creative y la red de organizaciones contra el crimen organizado italiana LIBERA. De esta sinergia nace A Change of Direction, proyecto que con el fin de cambiar esta realidad, busca soluciones prácticas priorizando cuatro temas principales: la protección contra represalias, fomentar los canales de divulgación, la investigación de las revelaciones e incidir sobre las actitudes culturales negativas hacia los whistleblowers.
Considerando que la libertad de expresión y el derecho a la información son dos de los compromisos fundamentales de cualquier democracia, los “alertadores” cumplen un papel crucial en la sociedad actual. Tanto como agentes de la transparencia y la rendición de cuentas, como en la promoción de los derechos fundamentales. Por lo tanto, fortalecer su papel es fortalecer el de la democracia misma.