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Derechos que no se dan por sentados: reflexiones tras el Fundamental Rights Report 2025

El pasado 1 de julio asistimos a la presentación del Fundamental Rights Report 2025, organizado por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA). Esta experiencia nos permitió conocer de primera mano los principales hallazgos de uno de los informes más relevantes para comprender la situación actual de los derechos fundamentales en la Unión Europea.

El informe, disponible públicamente, ofrece un análisis exhaustivo de la situación de los derechos humanos en la UE durante 2024 y plantea opiniones y recomendaciones para reforzar su protección y aplicación efectiva.

Uno de los temas más preocupantes que destaca el Fundamental Rights Report 2025 es la persistencia del racismo, la xenofobia y otras formas de discriminación, todo ello agravado por el aumento y la virulencia de los discursos de odio, especialmente en las redes sociales. Aunque la Unión Europea cuenta con una de las legislaciones más avanzadas en materia de igualdad y no discriminación, en la práctica todavía existen barreras profundas que afectan especialmente a los judíos, musulmanes, personas negras y romanís, así como a mujeres lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales y personas queer. Estas comunidades siguen enfrentando obstáculos para acceder a derechos básicos como la educación, la vivienda o un empleo digno.

En un año marcado por el conflicto debido a la agresión de Rusia contra Ucrania, ha dejado a su paso 4 millones de desplazados. Por ello, otro asunto central del informe es la situación de las personas migrantes y solicitantes de asilo. A pesar de los esfuerzos para establecer políticas comunes más justas, el trato que reciben muchas personas en las fronteras externas de la Unión sigue generando preocupación. El informe insiste en la necesidad de garantizar procedimientos de asilo dignos, evitar devoluciones ilegales y asegurar condiciones de acogida adecuadas y respetuosas con la dignidad humana.

La violencia de género es otro de los problemas persistentes señalados en el documento. Aunque se han logrado avances legislativos importantes, como la ratificación del Convenio de Estambul por parte de varios países, los datos muestran que la violencia contra las mujeres sigue estando muy extendida, tanto en el ámbito doméstico como en entornos digitales. La FRA subraya la necesidad de fortalecer las políticas de prevención, los sistemas de apoyo a las víctimas y la educación para desmontar estereotipos y actitudes discriminatorias desde edades tempranas.

Un aspecto especialmente relevante del informe es la atención que dedica a la relación entre tecnología y derechos fundamentales. La expansión de la digitalización y la inteligencia artificial ofrece oportunidades enormes, pero también plantea riesgos muy serios en términos de privacidad, protección de datos y posibles sesgos o discriminación algorítmica. Además, se señala el impacto que la desinformación y la manipulación de información pueden tener sobre la calidad de las democracias europeas, en especial en periodos electorales. Ante esta realidad, la FRA recomienda que los Estados miembros refuercen la regulación y la supervisión de los sistemas automatizados, garanticen la transparencia y promuevan la rendición de cuentas de quienes los diseñan y utilizan.

A lo largo de toda la presentación quedó claro que no basta con tener un sólido marco jurídico europeo si después no se aplica de forma coherente en cada Estado miembro. El informe insiste en la importancia de reforzar los mecanismos de supervisión y de vincular la financiación europea al respeto real de los derechos fundamentales, de modo que no se destinen fondos públicos a proyectos que puedan perpetuar la discriminación o la exclusión social.

Asistir a esta presentación recordó que los derechos fundamentales no pueden darse nunca por sentados. Son conquistas que requieren vigilancia constante, evaluación y una ciudadanía activa y comprometida. Detrás de cada cifra o estadística hay personas reales cuyas vidas dependen de que las políticas públicas se lleven a la práctica de manera efectiva.

La digitalización puede acercar derechos y oportunidades, pero también puede agrandar desigualdades o abrir nuevas formas de vulneración si no se gestiona con una perspectiva ética y de derechos humanos.

Esta experiencia invitó a no olvidar que la Unión Europea tiene la responsabilidad de ser un referente mundial en derechos y libertades. Para ello, es clave que se mantenga la vigilancia, la denuncia de retrocesos y el impulso de mejoras continuas que acerquen la legislación a la realidad cotidiana de todas las personas, especialmente las más vulnerables.

El Fundamental Rights Report 2025 es una herramienta valiosa para gobiernos, instituciones, organizaciones y la ciudadanía en general, que nos recuerda que los derechos fundamentales no son un regalo: son un compromiso que debemos defender y exigir cada día.

Carmen Coleto Martínez, Responsable de Proyectos de FIBGAR