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Desigualdad y separaciones: ¿derechos del nacimiento?

En España, desde el punto de vista jurídico, el nacimiento determina la personalidad, una vez producido el entero desprendimiento del seno materno (artículos 29 y 30 del Código Civil). En ese momento, el bebé comienza a ser reconocido como sujeto de derechos y obligaciones, y empieza también su vida como un nuevo ciudadano.

Sin embargo, hay otra serie de derechos que el Código Civil no menciona. Entre ellos, encontramos en primer lugar el derecho del bebé a ver reconocida su capacidad física y emocional, y de su madre a ver respetado su bienestar emocional durante la gestación. Asimismo, se debe respetar el momento, ritmo, ambiente y compañía durante el parto-nacimiento, y garantizar la intimidad de ambos a continuación.

De vital importancia es que el bebé sea atendido personalmente por su madre durante sus primeros meses de vida, y que permanezca pegado al cuerpo de esta lo que se estime necesario, fomentando así la seguridad y la confianza. Finalmente, los padres del bebé tienen derecho a tomar personalmente las decisiones y a buscar información relacionada con su bienestar.

A pesar de la intención de asegurar estos derechos, dos grandes inconvenientes se han interpuesto en el camino: las condiciones socio-sanitarias y la salud materna, y la separación forzada de los bebés de sus madres.

En primer lugar, la supervivencia infantil continúa siendo un reto en muchas zonas del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2017, seguían muriendo diariamente unos 7000 recién nacidos, particularmente en Asia meridional (39%) y África subsahariana (38%), ocurriendo la mitad de todos esos fallecimientos en la India, Pakistán, Nigeria, la República Democrática del Congo y Etiopía.

La razón general es, en gran parte, la desigualdad y la falta de cobertura sanitaria universal, que se manifiesta en la neumonía y la diarrea como razones concretas, así como las complicaciones derivadas del parto prematuro y durante el parto.

En caso de mantenerse esta tendencia, unos 30 millones de recién nacidos durante su primer mes de vida morirían entre 2017 y 2030, cifras que podrían contrarrestarse a través de la inmunización, la lactancia materna, mayores existencias de medicamentos asequibles, y un igualitario acceso al agua y el saneamiento.

En segundo lugar, y más descorazonador si cabe, encontramos el caso de las desapariciones forzadas o sustracciones ilegales para la posterior venta de bebés. Esta práctica, llevada a cabo en América Latina bajo regímenes autoritarios, y en España desde el final de la guerra civil hasta la década de los noventa, tiene precedentes aún más antiguos. Así, ya en el siglo XIX los bebés de los esclavos norteamericanos eran sustraídos mientras sus madres recibían latigazos.

En el caso español, un amplio perfil de mujeres ingresaba en clínicas, muchas de ellas ligadas a la Iglesia, para dar a luz y, tras el parto, los médicos anunciaban que el bebé había fallecido por complicaciones o enfermedades diversas. No se les permitía volver a verlo, ni siquiera enterrarlo. Muchas de esas madres y padres han recopilado documentación contradictoria durante las últimas décadas, una vez que se destapara en los medios esta trama de secuestros y adopciones ilegales.

Poco respeto a los derechos del nacimiento se predica cuando se arranca de los brazos de las madres, y también de los padres, a recién nacidos con el objetivo de lucrarse con su venta. Y no solo se genera una brecha en la vida de esos padres, sino también una huella en la sociedad de difícil reparación.

De esta manera, generaciones de bebés – ahora adultos – y sus padres, han sufrido la separación abrupta tras el parto, negándoles así la atención, el cuidado y la intimidad tan vitales para madre e hijo, que hoy se reconocen como indispensables. Y sufren aún hoy el desconocimiento, la duda y, en gran parte, el silencio de las instituciones.

Desde FIBGAR nos hacemos eco de la búsqueda de todas esas madres, todos esos padres y todas las personas a quienes les fue arrebatada su identidad siendo niños o bebés, que en muchos casos llevan años luchando por conocer la verdad y reencontrarse, con una fortaleza admirable, si bien también con demasiado cansancio arrastrado.

Para ello, tenemos abierto el buzón bebesrobados@fibgar.org a través del cual las víctimas pueden solicitar información para unirse a la denuncia presentada ante la Fiscalía General del Estado por desaparición forzada infantil y delitos aparejados, en fecha 19 de noviembre de 2020.

El objetivo de todos como sociedad no debería ser otro que conseguir justicia, descubrir la verdad, asegurar la reparación y garantizar la no repetición de esas separaciones forzadas. Así, ningún bebé tendrá que volver a ser alejado de los brazos de su madre, y ninguna cama de hospital presenciará los llantos de unas madres y unos padres desconsolados, además de engañados.

Cristina Molina Campos, colaboradora FIBGAR.