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Detener la discriminación y el odio

Desde 2004, cuando fue proclamada por las Naciones Unidas, se celebra el 17 de mayo como el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y la Bifobia, en conmemoración del día en que se eliminó la homosexualidad de la clasificación internacional de enfermedades mentales por la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1990.

Este día sirve para recordar a todas las personas del mundo que todavía son perseguidas y marginadas por su orientación sexual y su identidad de género. En este día también se recuerda a aquellos que ponen en duda el sufrimiento de este colectivo y la necesidad de este día internacional, ya que todavía son muchos los desafíos a los que se enfrenta esta comunidad.

Hoy en día, la homosexualidad sigue estando criminalizada en muchos países. Según la última actualización del informe Homofobia de Estado, las relaciones homosexuales constituyen un crimen en 69 países, lo que equivale al 35% del mundo. Hasta en 12 países las relaciones homosexuales están tipificadas como un delito que puede acarrear la pena de muerte, y son Mauritania, Sudán, Somalia, Nigeria, Arabia Saudí, Afganistán, Brunéi, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Pakistán y Yemen.

Además, hasta 19 países limitan, a través de las llamadas leyes de moralidad, la libertad de expresión y prohíben la posesión, circulación y exhibición de cualquier símbolo LGTBI+ tachándola de propaganda “en contra de la decencia pública”. Los casos más notables y significativos de estas prácticas son Rusia y China.

Aunque pueda parecer que la reivindicación de los derechos LGTBI+ es una lucha ya superada en Europa, la realidad dice lo contrario. No es extraño que los avances sociales que se producen rápidamente polaricen a la sociedad y puedan ser revertidos con la misma rapidez por movimientos que se vuelven más hostiles con estos avances en materia de derechos humanos.

Este es sin duda el caso de Polonia que, a pesar de haber sido uno de los primeros países en despenalizar la homosexualidad en 1932, ha saltado a los titulares internacionales por haber aprobado legislación anti-LGTBI+ a través de las llamadas ‘zonas libres de LGTB’ que resultan tan surrealistas como peligrosas para las personas LGTBI+ que viven en estas comunidades. Estas en muchos casos se ven obligadas a ser invisibles o a desplazarse a ciudades más tolerantes.

Aunque el caso de Polonia junto al de Hungría resultan los más extremos en Europa, cada vez son más los movimientos ultraconservadores en el viejo continente que alcanzan posiciones de poder y que pretenden acabar con lo que ellos llaman la ‘ideología gay’ y el adoctrinamiento del mal llamado ‘lobby gay’.

A pesar de que España se ubica entre los países del mundo más progresistas en estas cuestiones, el colectivo LGTBI+ afronta varios desafíos. Recientemente, el alza de la extrema derecha ha provocado un nuevo cuestionamiento de conquistas de derechos que creíamos bien asentadas. 

Los movimientos ultraconservadores han criminalizado a este colectivo tachando sus reivindicaciones de propaganda y adoctrinamiento de niñas y niños llegando a proponer e incluso implantar, como en el caso de Murcia, el denominado PIN parental por el cual se exige que se informe a los padres de cualquier materia, charla, taller o actividad relacionada con cuestiones de identidad de género, feminismo o diversidad LGTBI+ de modo que los padres puedan dar su consentimiento o vetar la asistencia de sus hijos, como si tuvieran el derecho de educarlos en la intolerancia y la discriminación.

Esta práctica no solo señala a los menores LGTBI+ sino que imposibilita una educación en valores de tolerancia y respeto a la diversidad sexual y de género que es instrumental para contrarrestar la discriminación y el odio hacia este colectivo que es especialmente vulnerable durante la infancia y la adolescencia.

Aunque los casos vistos hasta ahora puedan ser negativamente sobrecogedores, no todas las noticias son malas y hay razones para ser positivos. A diciembre de 2020, 81 estados tenían leyes que protegen contra la discriminación mientras que hace veinte años únicamente 15 tomaban estas medidas.

Tan solo el pasado año, Gabón y Bután despenalizaron la homosexualidad, Escocia se convirtió en el primer país del mundo en enseñar la historia LGTBI+ en las aulas, Alemania prohibió las terapias de conversión, Costa Rica y Suiza aprobaron el matrimonio igualitario y en España se impulsó una nueva ley trans estatal.

Conocedores de los logros de este último año, la reivindicación de los derechos LGTBI+ debe persistir y jornadas conmemorativas como esta celebrada el 17 de mayo deben servir para concienciar a la población más ignorante de los problemas a los que se enfrenta esta comunidad, para así detener la discriminación y el odio.

Marc Gancedo-Rodríguez Peire, colaborador de FIBGAR