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Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas de todos los Regímenes Totalitarios y Autoritarios: la amenaza que no descansa

Conmemorar hoy a las víctimas del nazismo y el estalinismo es clave. No solamente porque las víctimas y supervivientes de semejantes sistemas de odio y represión lo merecen, sino también porque vivimos en Europa un auge de discursos extremistas que mucho recuerdan a aquellos promulgados en el continente durante el siglo XX.

Discursos y políticas en las que muchas personas no tenían cabida, no podían tener una opinión propia ni ser libres para expresarse. Personas que, poco tiempo después de que se hubiera plantado la semilla del odio y la desconfianza, fueron masacradas, discriminadas y reprimidas por pertenecer a una religión, por tener un origen diferente al de la mayoría o por oponerse a estas ideas violentas y cargadas de odio.

Porque no solamente fue el nacionalsocialismo con Adolf Hitler quien reprimía brutalmente a personas y las asesinaba en campos de concentración. También esto ocurrió durante el régimen estalinista de los países del este de Europa cuando Iósif Stalin encarcelaba y hacía desaparecer a todas aquellas personas que se opusieran a su forma de gobernar.

Sin embargo, esto tardó en entenderse en Europa, lo que llevó a que tuviesen lugar distintas etapas en el proceso de construcción de la memoria hasta que se consiguió la equiparación de los crímenes del estalinismo a los crímenes del nazismo.

La primera etapa tuvo lugar en la posguerra, después de vivir la Segunda Guerra Mundial. Esta etapa se centró en el desarrollo de la justicia transicional y en la universalización de los derechos humanos, hasta la firma del Tratado de Roma en 1957. Se destacó la importancia y necesidad de proteger los derechos humanos y garantizarlos con el objetivo de evitar otra situación parecida a la acontecida durante las guerras mundiales.

En una segunda etapa, con el comienzo de la Guerra Fría, la mención a la memoria en Europa pasó a ser inexistente. Se desarrollaron algunas políticas públicas de memoria de forma nacional, pero en el ámbito comunitario europeo no se hacía alusión a ésta. Las memorias nacionales se centraban en sus respectivos “mitos de resistencia”, sin dar espacio a las víctimas, mientras que reinaba el silencio sobre el Holocausto de manera supranacional.

Al comienzo de la década de los años setenta, empezó a cambiar el paradigma dando lugar a una tercera etapa, marcada por su punto más álgido con el fin de la Guerra Fría. Las demandas de verdad, justicia y verdad de víctimas y supervivientes comienzan a intensificarse, abriendo espacios y procesos de construcción de memoria enfocados en ellas y basados en la participación de la ciudadanía.

Fue en esta etapa, con una de las mayores crisis de legitimidad de la comunidad europea, cuando se empezaron a buscar argumentos que justificaran la existencia del proyecto europeo junto a una mayor integración comunitaria. Así, se entendió que una identidad europea sólida era la mejor manera para continuar profundizando en la integración europea, no solamente de manera económica sino también cultural y social.

Ya durante los años dos mil, comenzó la cuarta etapa, en la que proliferaron actividades relacionadas con la memoria, no a nivel nacional, sino también local y transnacional. De esta forma, con la integración en la Unión Europea de los países del Este de Europa, se empezó a proponer la inclusión de un día de conmemoración para recordar a las víctimas del estalinismo a nivel europeo, con la intención de equiparar todos los regímenes totalitarios de Europa.

Así, en 2005, el Parlamento Europeo, en su Resolución acerca del Futuro de Europa Sesenta Años después de la Segunda Guerra Mundial, reconoció la extensión del sufrimiento y la injusticia causados por el estalinismo. Tal fue su postura, que designó el día 23 de agosto como el Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Nazismo y el Estalinismo, fecha que ha ido evolucionando hasta convertirse en el Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas de todos los Regímenes Totalitarios y Autoritarios, celebrado en la actualidad. 

Desde entonces, el Parlamento Europeo ha ido aprobando numerosas resoluciones dedicadas a la memoria y la educación sobre la historia europea que incluyen esta tendencia: la Resolución sobre la conciencia europea y el totalitarismo, de abril de 2009; la Resolución sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, de septiembre de 2019; y la Resolución sobre la conciencia histórica europea, de enero de 2024.

Además, que la conmemoración de esta fecha haya evolucionado a llamarse Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas de todos los Regímenes Totalitarios y Autoritarios, nos permite incluir en el imaginario a otros regímenes como el franquismo en España, el salazarismo en Portugal o la dictadura de los Coroneles en Grecia, que también forman parte de la identidad y memoria democrática europea.

Incluyendo todas las experiencias totalitarias y autoritarias que se vivieron en Europa durante el siglo XX, podremos entender la dimensión de lo acontecido y luchar de una forma más consciente y activa contra las amenazas antidemocráticas que se ciernen hoy sobre nuestras sociedades. Porque el autoritarismo y el totalitarismo hoy pueden adoptar muchas formas y es nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas europeos recordar lo ocurrido para percatarnos de si vuelve a repetirse.

Nadia Gayoso, responsable del área de memoria democrática de FIBGAR