El accidentado camino hacia la eliminación de la violencia contra la mujer: la influencia de los contextos de crisis en la trata de mujeres y niñas
El contexto de discriminación histórica y estructural contra la mujer se manifiesta en las prácticas que han afectado, afectan y continuarán afectando, lamentablemente, a las mujeres de todo el mundo. De acuerdo a la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer del año 1993, se entiende como violencia contra la mujer a “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada’’. Por lo tanto, la violencia contra la mujer se configura como un obstáculo para alcanzar la igualdad, el desarrollo, la paz, y su consolidación en la sociedad en base al respeto pleno de sus derechos.
Mediante la Resolución 54/134, de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 17 de diciembre de 1999, se declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, con la finalidad de que se realicen campañas de sensibilización sobre esta problemática, buscando que se tome en cuenta el grado de especial vulnerabilidad que tienen algunas mujeres cuando se suman contextos vinculados a la migración, comunidades indígenas o rurales, situaciones de edad, discapacidad o de conflicto armado, entre otros contextos.
Es importante resaltar que la violencia contra las mujeres y las niñas se mantiene como la forma de violación a los derechos humanos más frecuente y generalizada en todo el mundo, calculándose que 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual fuera de la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida. Otras cifras importantes que reflejan el estado de la situación de la violencia contra la mujer serían las siguientes: en 2021, unas 45.000 mujeres y niñas murieron a manos de sus parejas u otros familiares en todo el mundo; además, menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda, lo cual refleja que un gran porcentaje de mujeres pueden vivir con las secuelas de la violencia durante toda su vida; de igual manera, al menos 200 millones de mujeres y niñas de 15 a 49 años han sido sometidas a la mutilación genital femenina en los 31 países en los que se concentra esta práctica.
Asimismo, la violencia contra la mujer se puede reflejar en un sinnúmero de delitos que han sido tipificados en diferentes partes del mundo, tal es el caso del feminicidio, la violación sexual, el acoso sexual, el hostigamiento en línea o ciberacoso, la violencia doméstica, el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, el maltrato psicológico, la trata de mujeres y niñas, entre otros. Con la finalidad de centrarnos solamente en el desarrollo del contexto de uno de estos delitos, para un mejor entendimiento y una mayor sensibilización a favor de las víctimas; a continuación, nos situaremos en la problemática de la trata de mujeres y niñas, y su vinculación con los contextos de crisis mundiales que se viven en la actualidad.
La trata de mujeres y niñas constituye una grave violación de los derechos humanos, y es una forma de violencia. Con relación a la trata de mujeres, en el año 2020, se tuvo que, por cada 10 víctimas de la trata de seres humanos en el mundo, cuatro de ellas eran mujeres adultas, y dos eran niñas. Además, la mayor parte de las víctimas de trata con fines de explotación sexual detectadas son mujeres, siendo el 91% de la totalidad. Manifestándose, de igual manera, que las mujeres víctimas de trata son sometidas a violencia física o extrema, por parte de los traficantes, en una proporción tres veces superior a la de los hombres.
Por eso, las crecientes crisis que afectan a nuestro mundo; tales como, el cambio climático, los conflictos y la pandemia de la COVID – 19 (de cuyas consecuencias aún nos encontramos recuperándonos), aumentan el riesgo de que las mujeres y niñas sean víctimas de trata, debido al incremento de la vulnerabilidad de estos dos grupos, tanto en factores como la pobreza, la inseguridad económica, los desplazamientos migratorios, la violencia y la discriminación.
En cuanto a las consecuencias de la pandemia de COVID-19, tenemos que, a raíz del cierre de fronteras, se utilizó la tecnología como vía para el reclutamiento y la explotación de mujeres y niñas, lo cual se ha mantenido a pesar del levantamiento de las restricciones; sobre todo, en el caso de publicaciones de anuncios de empleos engañosos relacionados con la trata, o en el uso de aplicaciones de citas para captar futuras víctimas. Además, internet les brinda una facilidad como nunca antes de ofertar los servicios sexuales de estas mujeres y niñas.
Con respecto al cambio climático, este no solamente exacerba las desigualdades de género, debido a sus efectos devastadores en los medios de vida de las personas más vulnerables; sino que, además, intensifica los factores de riesgo de la trata, especialmente, cuando las mujeres y niñas terminan optando por vías migratorias que las ponen en peligro frente a los tratantes. De igual modo, los desastres naturales vinculados al cambio climático ocurridos en los últimos años demuestran cómo tienen influencia directa en los casos de trata; por ejemplo, tenemos los casos del ciclón Aila en Bangladesh durante el 2009, o lo sucedido con el terremoto en Nepal del año 2015.
En relación con los conflictos, alrededor de una cuarta parte de la población mundial vive actualmente en zonas de conflicto, encontrándonos durante el mayor número de conflictos violentos desde el término de la II Guerra Mundial. Tomando como base el conflicto en Ucrania, hasta el 22 de julio del año 2022, cerca de 6 millones de personas habían huido de Ucrania hacia los países vecinos u otros lugares; y, un total de 7.1 millones de personas fueron desplazados dentro del país, calculándose que el 90% de los que escapan de Ucrania son mujeres, niñas y niños, que corren un alto riesgo de ser víctimas de trata con fines sexuales o laborales.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es importante reconocer los contextos de crisis que se viven en la actualidad, a fin de que se dicten medidas o políticas tanto gubernamentales como desde organismos regionales o internacionales para reducir significativamente el impacto de estos contextos en la trata de niñas y mujeres, y, en general, en la violencia contra ellas.
En relación con la prevención, Naciones Unidas ha lanzado la campaña 16 días de activismo contra la violencia de género, que se celebrará desde el 25 de noviembre al 10 de diciembre, siendo el tema de este año: “¡ÚNETE! Invierte para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas”. Donde se hace un llamamiento a la sociedad civil a reflexionar, y a los gobiernos de todo el mundo a invertir en prevención para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas, en búsqueda de un mundo más seguro, igualitario y próspero.
Desde FIBGAR, queremos unirnos al llamamiento, y desde el día 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre, cada día, publicaremos un podcast hablando de diferentes mujeres que han contribuido a que se hagan realidad los derechos de las mujeres y de todas las personas.
Sin duda alguna, erradicar la violencia contra las mujeres y niñas es un trabajo de todos, que se mide no solo a nivel internacional o gubernamental, sino que requiere la toma de pasos y concientización desde el hogar, mediante el uso de la educación para que el accidentado camino sea más fácil de transitar con el paso del tiempo.
Lessa Verushka Saer Lopez, colaboradora de FIBGAR.