Eliminando la discriminación y la intolerancia para evitar los discursos de odio
Han transcurrido más de setenta años desde la liberación del campo de concentración y exterminio nazi alemán Auschwitz-Birkenau por parte de las tropas soviéticas, que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Esto suscitó a que Naciones Unidas reconociera en el año 2005, mediante la Resolución 60/7, el Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto, reflexionando en cómo el odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios pueden desatar situaciones realmente catastróficas. Un tercio del pueblo judío e innumerables miembros de otras minorías resultaron asesinados como consecuencia del Holocausto, dejando en evidencia que situaciones como estas requieren acciones de educación y prevención, con el propósito de que nunca más vuelva a suceder un evento de esta magnitud.
Prevenir actos de genocidio en el futuro es el punto trascendental que, como seres humanos, debemos buscar fomentar, luchando contra la discriminación y la intolerancia en búsqueda de evitar la incitación de los discursos de odio que terminan propagando ideologías en contra de las minorías o diversos grupos que profesan una religión. Lamentablemente, existe la intolerancia religiosa, las manifestaciones de violencia o acoso contra personas o comunidades basadas en su origen étnico o creencias religiosas, que necesitan frenarse para que el odio no se propague.
Aunque para muchas personas pueda parecer imposible o difícil de creer, encontramos movimientos negacionistas con respecto al Holocausto que pretenden poner en duda su existencia de forma total o parcial, buscando refutar los principales mecanismos de destrucción, como las cámaras de gas, los fusilamientos masivos o la tortura que llevó al asesinato de seis millones de judíos, entre ellos 1.5 millones de niños. Es lamentable que se registre esta motivación a contradecir nuestra realidad histórica, que se manifiesta como una expresión del antisemitismo, con el propósito de aminorar el impacto de los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.
El antisemitismo es la manifestación de actos de discriminación, intolerancia o violencia en contra del pueblo judío, centrándose en aspectos religiosos o raciales, así como también haciendo referencia al rol de los judíos en nuestra sociedad. Para esto, los fundamentos antisemitas se centran en identificar a la población judía como descendientes de Judas o Satanás, o en describirlos como seres infrahumanos, siendo este último el criterio en el que se basó la persecución nazi.
Aunque pueda parecer que la discriminación en contra de los judíos es parte de una realidad ajena a la nuestra, se debe tener en cuenta que amenaza los derechos humanos y la seguridad de todas las personas, así como de los Estados. De esta manera, es importante entender que el discurso de odio es una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social y la paz.
En este sentido, para Naciones Unidas, el discurso de odio es cualquier forma de comunicación, que se manifieste como un ataque o empleo de lenguaje peyorativo o discriminatorio, en relación con una persona o grupo, sobre la base de quiénes son; es decir, tomando en cuenta su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad. Para el derecho internacional, la conducta reprochable es la incitación del discurso de odio, en la medida que se manifiesta a través de la discriminación o la violencia, lo cual podría conducirnos a crímenes contra la humanidad.
Con la finalidad de enfrentarnos a esta situación, resulta fundamental la lucha contra el discurso de odio por parte de la sociedad, bajo el respaldo de los Estados, con la intención de afrontar de manera correcta las expresiones de intolerancia y discriminación. Las estrategias mundiales deben hacer referencia al reconocimiento de hechos históricos, como el Holocausto, con la meta de alcanzar la protección de sus supervivientes y el fomento de la educación referido a grupos expuestos a discursos de odio.
A modo de conclusión, es propicio reconocer el antisemitismo como una amenaza para la estabilidad de los Estados y las sociedades, haciéndose énfasis en la necesidad de luchar contra todas las manifestaciones de odio que puedan producirse en base a este fenómeno, con el objetivo de ratificar el compromiso contra el antisemitismo y toda forma de intolerancia que pueda conllevar a actos violentos en contra de la humanidad.
Lessa Verushka Saer Lopez, colaboradora de FIBGAR.