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La educación en todos los ámbitos, incluidos los formadores, es imprescindible para atajar la violencia contra las mujeres

María Garzón, Directora de FIBGAR, participó en el acto que Ciudadanos Algete organizó en la mañana del domingo 26 por el Día Internacional para la eliminación de la Violencia de Género. Con su discurso sobre Prevención, empoderamiento y educación para la igualdad instó a poner en marcha medidas reales de educación, implicación de los medios de comunicación y una necesaria ampliación del concepto de violencia de género.

En la actualidad, en la lucha contra la violencia de género “el papel de las organizaciones feministas es crucial”, comenzaba. Pero no puede ser un trabajo aislado. Es necesario vincular sus acciones a todos los ámbitos de la sociedad. “El papel de los hombres es fundamental, pero tal y como exponen las Naciones Unidas, este papel debe desarrollarse sin permitir que los hombres se apropien del problema, respetando tanto el liderazgo como la voz de las mujeres en la definición de esta cuestión”. Una de las iniciativas de este organismo fue la creación de MenEngage, “una alianza entre ONGs y Naciones Unidas que trabaja el enfoque de género profundizando en la tolerancia a la violencia de los varones y el sistema patriarcal, y trabaja también los roles de género y las expectativas que chicos y chicas se crean sobre lo que debe ser su rol”.

En este sentido, para tratar desde dentro la violencia contra la mujer es necesario llevar a cabo una amplitud de miras. “Según cifras del informe de CCOO sobre violencia machista, en lo que va de año ha habido 45 casos de violencia de género en España, 8 de ellos en la Comunidad de Madrid”. Pero valorando cifras que van más allá de contabilizar únicamente los casos de violencia contra las mujeres por sus parejas o exparejas, los datos aumentan considerablemente: “Hay 91 casos en España y 20 sólo en Madrid, según feminicidio.net”. Y en lo que va de año, “ya se ha atendido a un 50% más de adolescentes por violencia psicológica que en todo 2016”, puntualizó. “En este punto, las redes sociales y los móviles son un factor importantísimo”.

Una ampliación del concepto de violencia de género permitiría actuar sobre conductas de extrema gravedad como los matrimonios forzados, los delitos contra la libertad sexual, la violencia económica, la mutilación genital femenina, la trata de mujeres o el acoso.

El iceberg de la violencia machista

María Garzón centró sus ideas en el iceberg de la violencia machista, que muestra cómo los principales ataques contra la mujer como víctima permanecen ocultos. Acciones como el control sobre la mujer, el humor o la publicidad sexista, el desprecio y humillación, los micromachismos o el lenguaje, tan calado en la sociedad, son las conductas que menos visibilidad tienen, y en muchos casos, suponen la base de las conductas visibles como agresiones, abusos, amenazas o incluso violaciones y asesinatos.

Por ello resulta imprescindible “luchar contra las culturas de la violencia”, aseguraba María, “así como dedicar los recursos necesarios para actuar de forma efectiva”.

Por último, María Garzón centró sus palabras en la Educación, necesaria e imprescindible para atajar la violencia contra las mujeres. Esta educación debe ser “trasversal y debe llegar a todos los ámbitos de la sociedad, incluidos los formadores”. Debe llevarse a cabo formación sexual, en gestión emocional, en igualdad de género.

En la actualidad, en España no existe ninguna obligación legislativa de formación sexual, y es muy necesaria. “Las cifras son escalofriantes”, continuaba María, “un 27,4% de los jóvenes considera normal la violencia en una relación. Y un 21,2% cree que se trata de un tema que se ha politizado y que se exagera, con la consiguiente banalización de la violencia machista que esto supone”.

Según la OMS, los programas de educación sexual deberían iniciarse en las edades tempranas y constituir una actividad continua de promoción de la salud durante los años escolares. Deberían comenzar en la familia y estar en conexión con la escuela.

Estas ideas van en consonancia con la reivindicación de la Asociación de Mujeres Juezas de España, que piden una “educación como vacuna frente a las violencias machistas y planes de sensibilización periódicos y permanentes, dirigidos especialmente a la población más joven”. En el desarrollo de estas propuestas cobra una importancia fundamental el papel de los medios de comunicación, “que deben comprometerse a no difundir contenidos que incidan a la violencia machista”, señalaba María, “y sí divulguen acciones positivas basadas en la igualdad y el respeto”.

También “debería haber una formación obligatoria y especializada en género para todos los estamentos de la Justicia: Fiscalía, judicatura, abogacía, la administración de justicia… que permita combatir los prejuicios y estereotipos dentro de la institución”.