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La información como un bien común

El 3 de mayo de 1993 fue proclamado el Día Mundial de la Libertad de Prensa por las Naciones Unidas siguiendo la recomendación de la UNESCO. La fecha fue elegida para que coincidiera con la Declaración de Windhoek en la que representantes de los medios africanos elaboraron un documento que recogía los principios de la libertad de prensa.

Ante las noticias más recientes que nos llegan de Burkina Faso, hoy tenemos en nuestros pensamientos a los periodistas españoles David Beriain y Roberto Fraile que se unen a una extensa lista de periodistas que han muerto como causa del desempeño de su actividad. Según Periodistas sin Fronteras el año pasado fueron 50 los periodistas asesinados deliberadamente por su profesión.

Por esta razón, es esencial dedicar un día al heroísmo de los periodistas en su ímpetu por informar a la ciudadanía y recordar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos recoge en el artículo 19 el derecho a la libertad de opinión, expresión y difusión sin limitación de fronteras.

Aunque estas muertes son quizás menos frecuentes, la aparición del terrorismo transnacional, las mafias de crimen organizado y el narcotráfico hacen que aquellos periodistas que realizan tareas de investigación respecto a estos crímenes se encuentren en una situación de mayor vulnerabilidad y peligro que antes.

La censura a la prensa es más visible en países autoritarios como China y Rusia que han fortalecido su control sobre los medios de información. China sigue llevando a niveles insospechados la censura, la vigilancia y la propaganda en internet, impidiendo así la libre opinión y el acceso a la información veraz.

Sin embargo, este fenómeno no es ajeno a Europa y también se observa en territorio nacional en ataques a la prensa en el libre ejercicio de su profesión que se han convertido en un fenómeno global incluso en democracias asentadas como la española.

Los últimos informes de Reporteros Sin Fronteras indican que en España persiste la polarización, la falta de transparencia y un odio al periodista que va en aumento. Durante la presidencia de Trump los ataques verbales antagonizando a la prensa se sucedieron de forma constante y vinieron a normalizar que la clase política de democracias consolidadas no dudará en apuntar a las voces más críticas con sus políticas tachando a estos medios de “fake news”.  

Esta deslegitimación de la prensa ha propiciado una creciente hostilidad e incluso odio hacia los periodistas desde la sociedad civil alentados por algunas cabezas de gobierno y dirigentes políticos. 

Este fenómeno se propicia por la falta de confianza de la ciudadanía en los medios de difusión tradicionales que para algunos son sospechosos de difundir “noticias contaminadas” por intereses políticos que ponen en cuestión su fiabilidad.

En Europa estas actitudes hostiles se han manifestado en vetos a la prensa de movimientos políticos extremistas. Además, se ha registrado un aumento en el acoso y las agresiones a periodistas en Europa. Según la UNESCO, hasta el 73% de los periodistas del mundo sufren ciberacoso.

Estas actitudes hostiles hacia la prensa no son exclusivas de la clase política ni de la ciudadanía. Las empresas también ejercen presión sobre las labores periodísticas y en la última década han ido aumentando los llamados “pleitos estratégicos contra la participación pública”, conocidos como SLAPP por sus siglas en inglés, que tienen como objetivo la intimidación y el silenciamiento de los críticos ante el posible elevado costo que supondría una defensa legal para que así desistan en su crítica e investigación.

Este año, celebramos el día de la libertad de prensa recordando a los desafíos a los que se enfrenta el periodismo que se han agudizado a raíz de la presente emergencia sanitaria mundial que vivimos en la que los movimientos extremistas y conspirativos respecto a la prensa se han multiplicado.

Además, a raíz de la pandemia los regímenes autoritarios han consolidado su poder sobre los medios y han restringido el acceso a la información y a los datos de la pandemia haciendo más necesario que nunca dedicar un día a la reivindicación de la libertad de prensa.

Marc Gancedo-Rodríguez Peire, colaborador de FIBGAR.