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Más allá del silencio: romper la impunidad de la violencia sexual en conflictos

En el 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que cada 19 de junio, el mundo conmemoraría el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, con el objetivo de visibilizar y erradicar este grave tipo de violación de los derechos humanos.

Arma de guerra

La violencia sexual se ha usado como un arma de guerra en los conflictos a través de actos que incluyen la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado y otras formas de abuso sexual que se gestan como tácticas de guerra para deshumanizar, desestabilizar comunidades y destruir tejidos sociales. Este tipo de violencia fue condenada por el Consejo de Seguridad de la ONU por primera vez en 2008 mediante la Resolución 1820, donde se lee que estos actos constituyen crímenes de guerra, amenazas para la paz y la seguridad internacionales.

Aunque han pasado más de 15 años desde ese pronunciamiento y se han realizado  esfuerzos internacionales por frenar esta violación a los derechos humanos, el informe del Secretario General de la ONU de 2023 muestra datos alarmantes, afirma que los casos verificados de violencia sexual relacionada con conflictos aumentaron en un 50% respecto al 2022, afectando a mujeres, niñas, hombres y niños en países como Afganistán, Ucrania, Colombia e Irak . Este incremento refleja una tendencia preocupante y subraya la necesidad de una acción internacional más decidida y menos dependiente de las voluntades políticas.

La ONU llama la atención sobre la escasa conciencia pública frente a este tipo de delitos, subrayando que, aunque la cobertura en los medios de comunicación relacionada con los conflictos aumentó hasta 6 veces en un periodo de 10 años, solo el 5% trataba las experiencias de las mujeres en la guerra, a pesar de que la violencia hacia ellas ha aumentado considerablemente.

Impunidad y falta de reparaciones

Esta falta de conciencia revela sus consecuencias en la persistente impunidad a la que son sometidas las mujeres en todo el mundo. En 2024, las denuncias de abuso sexual y explotación en las misiones de paz de la ONU superaron las 100 por tercera vez en la última década. Esta situación evidencia la necesidad de reforzar la prevención, pero también el acceso a la justicia y los mecanismos de rendición de cuentas.

Las víctimas de violencia sexual relacionada con conflictos deben tener acceso a una reparación integral y transformadora, reconociendo no solo el daño causado, sino también las necesidades específicas según el caso. Estas medidas de reparación deben trascender lo jurídico y legal y plantearse desde una perspectiva psicosocial, en la que se asegure atención médica, oportunidades educativas, laborales, de autonomía económica, entre otras. Estas acciones deben orientarse a fortalecer su capacidad de decisión, bienestar y proyecto de vida.

La Comunidad Internacional y la Sociedad Civil

La comunidad internacional tiene la responsabilidad urgente e ineludible de multiplicar los esfuerzos para prevenir este tipo de violencia y paliar las consecuencias que deja en las víctimas y en la sociedad en general. Esto implica no solo reforzar los marcos jurídicos internacionales y nacionales, sino también asegurar su implementación efectiva, sancionar a los responsables y reparar de manera integral a las personas afectadas sin que estas tengan que pasar por procesos excesiva e innecesariamente largos que causan más daño.

Es indispensable respaldar de forma sostenida a las organizaciones locales que trabajan en los territorios más afectados y asegurar que las mujeres participen en condiciones de igualdad en los procesos de toma de decisiones, construcción de paz y justicia transicional. Por otra parte, la sociedad civil tiene un papel clave en la denuncia, la exigencia de responsabilidades, el acompañamiento a las víctimas y la transformación de las estructuras que perpetúan estas violencias para avanzar hacia un trato digno, igual y justo.

El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos es una oportunidad para reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos pendientes en la lucha contra esta grave violación de los derechos humanos. Es imperativo que los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil trabajen conjuntamente para erradicar la violencia sexual en los conflictos, garantizar justicia para las víctimas y construir un mundo donde la dignidad y los derechos de todas las personas sean respetados.

Margarita Villegas, colaboradora de FIBGAR