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Más que un cese al fuego, un cese a todo lo que afecta la paz

En el año 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió por medio de la Resolución 36/67, que cada 21 de septiembre se conmemorarían los ideales de paz en cada nación y cada pueblo y entre ellos. 20 años después, con la Resolucion 55/28, se estableció por unanimidad que el Dia Internacional de la Paz debería ser un día de cesación del fuego y de no violencia a nivel mundial, a fin de que todas las naciones y pueblos se sientan motivados para cumplir una cesación de hostilidades durante todo ese Día.

 ¿Hoy, a 20 años, cuál es la situación de la paz mundial?

Nos encontramos ante una crítica ofensiva contra la paz. En el escenario global vemos que conflictos como el de Afganistán nos recuerdan que la larga noche no ha cesado, vemos con profunda preocupación que la situación del COVID-19 ha arrebatado vidas y a la vez ha profundizado una crisis social y económica que no les permite a muchos países en el mundo poder continuar con sus objetivos de crecimiento, entendido como reducción de la pobreza, las garantías de la educación, el cuidado por la salud y la justicia social.

Las mujeres siguen siendo un foco de agresiones, y los movimientos indígenas, LGTBI, ecologistas, sindicalistas, antirracistas y demás siguen siendo perseguidos y amedrentados.

Hoy vemos que la crisis climática es inminente, y afrontamos con gran preocupación los cambios en la tierra que en los próximos años obligarán a una gran parte del mundo a migrar a otras zonas resguardándose de la respuesta natural de la misma.

Este 21 de septiembre, anhelamos más días en el año para el alto al fuego y pedimos a los gobiernos y a la sociedad civil que se impliquen en la construcción de una paz duradera.  Creemos que el concepto de la paz trasciende a la ausencia de guerra, ya que involucra además y especialmente la seguridad, la dignidad y la justicia social para todos los habitantes de todos los países del mundo.

Como bien es sabido, existen dos conceptos alrededor de la paz. Por un lado tenemos un concepto de la paz negativa, que se refiere a la ausencia de violencia o temor a la violencia generada por la guerra y, por el otro, existe un concepto de la paz positiva, que es mucho más que la ausencia de la guerra, pues conlleva además el acceso a la educación, a la reducción de los índices de pobreza, oportunidades de empleo y de crecimiento, el derecho a una seguridad sanitaria, a hacerle frente a la corrupción, a una soberanía alimentaria y reducción de condiciones de vulnerabilidad; nos referimos a que los movimientos sociales puedan ser respetados y protegidos, nos referimos a que las mujeres no sean violentadas y no sean consideradas un botín de guerra. Hoy pensamos en la paz como la garantía necesaria de los derechos humanos. Por eso hoy no solo se debería conmemorar un cese al fuego, también se debería conmemorar un cese al rechazo, al hambre, al no acceso a la salud y a la educación, al desempleo y a la discriminación.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en el artículo 3 dice: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.” Aunque no especifica la palabra «paz», estas palabras sentaron las bases para la libertad, la justicia y la paz en el mundo.

En este año, con motivo de los 100 días de cuenta atrás del día Internacional de la Paz, y ante los desafíos de la pandemia, el Secretario General de la ONU señaló el camino al afirmar que el lema es “Recuperarse para mejorar y crear un mundo equitativo y sostenible”.

Hoy se reconoce que la paz es una prioridad en la agenda pública, por eso invitamos a que a través de la conmemoración de este día podamos eliminar toda forma de violencia, a que a través de la difusión y concientización de esta fecha podamos encontrar más espacios de comunicación y de organización, en donde podamos repensarnos como sociedad el concepto de la paz y trabajar cada día más por garantizar un cese a todas aquellas causas que impiden al ser humano poder acceder a su derecho  a la vida, la libertad y la seguridad.

Ashley Morales Garzón, colaboradora de FIBGAR.