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Ni un paso atrás en el Día Internacional de la Mujer

Madrid, 8 de marzo de 2019 – En el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR) se suma al movimiento mundial por los derechos, la igualdad y la justicia de las mujeres bajo el lema “Ni un paso atrás, nuestros derechos no se negocian”.

La discriminación, la violencia contra las mujeres y los derechos sexuales y reproductivos han acaparado los titulares de la prensa mientras los movimientos ultraconservadores y ultraliberales se ensañan con el cuerpo de la mujer como escenario de su batalla electoral.

“Ante este panorama, las mujeres nos hemos echado a las calles en convocatorias masivas, sin precedentes, y hemos defendido el concepto mismo de estado como garante y protector de nuestros derechos humanos” dijo María Garzón, miembro del patronato de FIBGAR recientemente galardonada con el premio Menina NWW 2019 de la Red Transnacional de Mujeres NetWorkWoman. “La igualdad de género está en el centro mismo de los derechos humanos y los valores de una sociedad democrática”, añadió.

La discriminación por motivo de sexo está prohibida en casi todas las constituciones y tratados de derechos humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) o la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (CERD por sus siglas en inglés).

La firma de estos instrumentos internacionales obliga a los estados firmantes a tomar medidas claras y concretas para prevenir la violencia contra las mujeres, proteger, sancionar a quienes cometen actos de violencia y reparar a las víctimas de dichos actos.

Sin embargo, la realidad arroja cifras que muestran la fragilidad de los derechos humanos de las mujeres:

  • En España las mujeres cobran más de un 23% menos que sus colegas varones y su presencia en puestos de poder, tanto en el ámbito privado como el público, continúa siendo residual.
  • La violencia de género afecta al menos a un 30% de las mujeres en el mundo; sólo en España las mujeres denuncian una violación cada cinco horas, cifra que es incluso más alarmante si se tiene en cuenta que muchas violencias permanecen ocultas y no son reportadas.
  • La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año tienen lugar 22 millones de abortos inseguros en el mundo, y que aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año, siendo en un alto porcentaje embarazos no deseados y consecuencia de relaciones forzadas.

Sobre el resurgimiento del debate público, que antaño parecía ya superado, debemos hoy volver a defender los derechos a la salud sexual y reproductiva de las mujeres que pretenden ser negados nuevamente, al tiempo que rechazamos la instrumentalización y mercantilización de sus cuerpos para gestaciones subrogadas que atentan contra su dignidad y autonomía personal.

Asimismo, debemos visibilizar el papel de las mujeres en la construcción de la paz y llamamos la atención sobre los peligros específicos que afrontan en situaciones de conflicto que pasan frecuentemente desapercibidos. Finalmente, es importante destacar que las defensoras de derechos humanos y del territorio enfrentan obstáculos adicionales por el hecho de ser mujeres y son muchas veces relegadas al ostracismo por sus comunidades que las consideran una amenaza.

“Esta realidad no es producto de una violencia accidental o relacionada con algún tipo vulnerabilidad congénita de la mujer: es la muestra contundente de una discriminación estructural muy arraigada en la sociedad, que el Estado tiene la obligación legal y moral de abordar”, añadió María Real, codirectora general en funciones de FIBGAR.

De esta manera y a fin de cumplir con esta obligación, como sociedad necesitamos, en primer lugar, comprender aquellas estructuras sociales y de poder que están condicionando nuestras leyes, economía, dinámicas sociales y de poder, la vida familiar y comunitaria. En segundo lugar, debemos luchar contra los estereotipos de género que afectan estas dinámicas y limitan la capacidad de hombres y mujeres para desarrollar sus facultades personales, realizar una carrera profesional y tomar decisiones acerca de sus vidas y sus proyectos vitales.

La comprensión de la desigualdad estructural y la lucha contra los estereotipos no es tarea sencilla. Nos enfrentamos a sistemas de información con emisiones constantes de datos erróneos o incompletos, verdades a medias o simplemente falsos, que contribuyen a la polarización y a la desinformación. Esta desinformación, deja un espacio muy amplio a la autorreferencia, donde el análisis contextual y el rol del/a otro/a en la construcción del conocimiento carece de valor. Se trata de un intento por reducir la complejidad del mundo de manera que parezca incompatible con las luchas feministas y de protección de los derechos humanos.

Por eso, desde FIBGAR, nos sumamos a la convocatoria del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, conscientes de que queda mucho por hacer.  Los derechos de las mujeres son derechos humanos que el estado tiene la obligación de proteger y no se negocian. Ni un paso atrás.