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OBJETIVO 13: Un futuro sostenible

Uno de los retos que más amenaza nuestro futuro es el cambio climático y la sostenibilidad medioambiental. Es por eso por lo que “Tomar acción urgente para combatir el cambio climático y su impacto” se ha incluido en la lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible. Dos de los grandes pasos dados para poder cumplirlo han sido los Acuerdos de París y el Marco de Sendai para la Reducción de Riesgo de Desastres 2015-2030. A pesar de los marcos legales, las recomendaciones, los acuerdos y acciones, se está aún muy lejos de conseguir los objetivos establecidos por las organizaciones internacionales.

El cambio climático está alterando el ambiente biofísico, los ecosistemas y las sociedades humanas en muchos aspectos. Algunos de los efectos ya son visibles, como temperaturas extremas, el deshielo de los polos o el incremento del nivel del mar. Además, ha supuesto un aumento de desastres naturales, entre los que se encuentran numerosos incendios forestales, sequías, inundaciones y ciclones, cuyas consecuencias no solo afectan al terreno, la flora y la fauna, sino también a la población humana.

Uno de los objetivos principales es reducir el aumento de la temperatura global a finales de siglo. Para ello, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, hasta ahora, las medidas tomadas no han sido eficaces. Mientras las economías desarrolladas están presenciando una disminución de su emisión de gases, el crecimiento de la industrialización y de los resultados económicos de las economías en desarrollo ha provocado un aumento de alrededor del 50% de gases de efecto invernadero.

Debido a la urgencia de afrontar la problemática medioambiental y construir un futuro más sostenible, se está aumentando cada vez más la financiación para la acción climática, sobre todo debido a la gran inversión privada en energías renovables. La financiación con el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático que han recibido las economías en desarrollo, también se ha incrementado. A pesar de los esfuerzos realizados, la fuente principal de energía sigue siendo energías no renovables, sobre todo los combustibles fósiles, que acaparan la mayor parte de la inversión energética.

Uno de los procesos más relevantes que ofrecen las Naciones Unidas para que los estados puedan cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, es el de los Planes Nacionales de Adaptación. El rango de medidas que se han implementado hasta ahora es muy amplio y variado: desde el análisis de los problemas específicos a afrontar a través de propuestas, la participación de los stakeholders; el análisis de opciones de adaptación, el diseño e implementación de estrategias y la monitorización y evaluación de los resultados.

A pesar del impacto negativo que ha tenido en muchos aspectos y la amenaza que representa, se ha estimado que la llegada de la COVID-19 y las restricciones implementadas pueden suponer una reducción del 6%, cerca del 7,6% anual que se requiere. La desaceleración de la actividad económica y la disrupción de la normalidad empresarial ofrece una oportunidad para replantear un nuevo modelo de producción respetuoso con el medio ambiente.

Frenar el cambio climático aún es posible, pero es urgente un compromiso de todos. Desde FIBGAR este compromiso se traduce en esfuerzos para que se reconozca el crimen de Ecocidio en el Estatuto de la Corte Penal Internacional. Para ello, participamos en el panel internacional de expertos a cargo de la definición de este crimen y formamos parte de la campaña Stop Ecocidio tanto en España como a nivel global.

María Barrachina Ortega, colaboradora FIBGAR