Ponerle el alma a las cosas: el Día Internacional del Voluntario
Cada 5 de diciembre se celebra el Día Internacional del Voluntario, luego de que fuera declarado así por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1985. En aquel entonces, la ONU exhortó a los Estados a adoptar medidas para crear conciencia y reconocimiento del trabajo de los voluntarios y de la importante contribución que significan para cada comunidad.
Hasta el día de hoy, millones de personas por año prestan sus servicios de manera voluntaria en distintos ámbitos alrededor del mundo, con tareas que van desde prestar apoyo en crisis humanitarias hasta prestar sus servicios en diversas organizaciones.
Superando los discursos pesimistas sobre la situación actual de la humanidad, donde a veces pareciera que las personas se han vuelto más individualistas que nunca hundiendo las cabezas en sus móviles, las personas voluntarias representan la esperanza materializada en actos de bondad y altruismo.
El trabajo voluntario construye lazos en un mundo que, a menudo, parece dividido. Basta con recordar lo sucedido recientemente con la DANA en la Comunidad Valenciana, donde miles de personas, lejos de mantenerse ajenas, salieron de sus casas y acudieron por iniciativa propia a ayudar a las personas afectadas, a escucharlas y apoyarlas en su día a día. Se involucraron directamente y demostraron ese sentido de empatía y humanidad que nos mantiene vivos. Todavía se recuerda la imagen de una multitud de personas atravesando el puente que conecta el barrio de La Torre con San Marcelino.
Baltazar Garzón (2018), en su obra “La Indignación Activa” decía que “los protagonistas son quienes construyen la reacción día a día, con sus aportes, sus ideas, y la coherencia de su pensamiento con la práctica de sus postulados”. ¿No son aquellos los voluntarios que con su pasión se vuelven protagonistas? ¿No son acaso quienes intentan actuar coherentemente con sus ideales?
El voluntariado permite a las personas participar en el crecimiento de sus comunidades, genera sensación de responsabilidad respecto de su futuro e inspira a otras personas fomentando una ciudadanía activa y solidaria.
Además, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce explícitamente que la función de las personas voluntarias es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Así se estableció que el voluntariado refuerza el compromiso cívico, protege la inclusión social, afianza la solidaridad y solidifica el sentido de apropiación de los resultados de desarrollo . Estos objetivos son fundamentales para afrontar desafíos tales como la pobreza,la desigualdad, el clima, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia.
El Día Internacional del Voluntario (y la voluntaria) invita a reflexionar sobre el impacto trascendente del trabajo voluntario en la sociedad moderna. Cada acción altruista tiene el poder intrínseco de cambiar vidas, tanto de quienes reciben ayuda como de quienes la brindan.
Mientras los desafíos climáticos, sociales y políticos se presentan como una constante, el voluntariado se erige como un puente hacia soluciones colaborativas. Cada gesto de solidaridad se convierte en un mensaje poderoso: el cambio es posible cuando las personas unen esfuerzos. Por ello, las instituciones educativas, las organizaciones sociales y los gobiernos tienen la responsabilidad de promover y facilitar espacios para el voluntariado, reconociendo su valor como motor de desarrollo humano.
En la era de las redes sociales, son los voluntarios quienes construyen las verdaderas redes que conectan a la humanidad. Son los/as artistas de Gloria Fuertes, quienes hacen obras de arte con sus horas libres, y crean milagros demostrables. La unión de los esfuerzos individuales genera la fuerza que transforma sociedades. Sigamos despertando vocaciones.
Macarena Bertone, colaboradora de FIBGAR