¿Qué significa el agua para ti?
¿A qué destinas la mayor parte del agua que utilizas? ¿Qué repercusión tiene el agua en los alimentos que consumes? Y, quizás lo más importante, ¿qué significa el agua para ti?
Estas son algunas de las preguntas que han decidido lanzar para este 22 de marzo desde ONU Agua, un mecanismo de coordinación interinstitucional de Naciones Unidas para el agua y el saneamiento. Su campaña “Valuing Water” tiene el fin de concienciar sobre la importancia de este elemento.
En efecto, desde 1993 se celebra el Día Mundial del Agua cada 22 de marzo, gracias a la Resolución A/RES/47/193, fruto del impulso de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro.
Ya en este documento se ponía de relieve la falta de reconocimiento al papel del agua en los sistemas económicos y de bienestar social, si bien esta constituye una fuente de abastecimiento esencial.
Por ello, Naciones Unidas pedía esfuerzos internacionales para la sensibilización del público sobre la conservación de los recursos de agua, a través de documentales, conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones.
Casi tres décadas después del inicio de su celebración, podemos preguntarnos si se ha conseguido ese nivel de concienciación entre los ciudadanos. Y es posible que si has sido educado en España desde entonces hayas oído en las aulas que debes cerrar la ducha mientras te enjabonas.
Habrás visto en algún baño público que no se puede tirar el papel higiénico por el WC, o habrás escuchado opiniones sobre el eterno debate de las toallitas húmedas y su impacto en el medio ambiente.
Además, puede que te hayas impresionado pensando en los plásticos de latas de refrescos que acaban en los mares afectando a la vida marina, o en las islas de plástico construidas por los humanos, como las 80.000 toneladas de residuos del Pacífico Norte entre Tokio y Manila.
Por otro lado, quizás conozcas el término refugiado climático por desertificación, o sepas que ya se han producido conflictos en torno a este recurso, como la guerra árabe-israelí de 1967.
Por tanto, el uso eficiente, responsable y sostenible del agua, el cuidado de los recursos hídricos y su igual acceso para todos, son objetivos primarios en la actualidad, y, en mayor o menor medida, parecen estar entrando en los debates y conciencias ciudadanas.
Indudablemente, el futuro del agua está íntimamente relacionado con el cambio climático. Así, según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2020: Agua y Cambio Climático, la crisis climática pone en riesgo la disponibilidad, calidad y cantidad de agua para la energía y la industria, los asentamientos humanos, la salud humana, o la alimentación y la agricultura.
Quizás una de las causas más reseñables sea el aumento vertiginoso del uso global de agua en el último siglo, incrementando actualmente un 1% cada año, para satisfacer las necesidades derivadas del crecimiento económico, demográfico y de consumo.
En consecuencia, la ya pronosticada, a la vez que imprevisible, escasez de agua traerá consigo enfermedades a través de los alimentos y de los propios recursos hídricos, muertes y accidentes por eventos climáticos extremos como las inundaciones, la desnutrición asociada a la pérdida de cosechas, o problemas de salud mental por la incertidumbre y la inestabilidad de los asentamientos humanos y sus recursos básicos.
Sin embargo, ONU Agua no ha querido simplemente presentar un escenario apocalíptico, sino que propone soluciones y herramientas para la conservación y el cuidado de este recurso, principalmente a través de la adaptación y la mitigación, centradas en la explotación de los beneficios del cambio climático, y la reducción de fuentes de gases de efecto invernadero.
Ante esta situación, es vital garantizar la disponibilidad, la gestión sostenible y el acceso adecuado al agua limpia. La hoja de ruta necesaria debe ser la Agenda 2030, cuyos objetivos están convenientemente interrelacionados, partiendo del ODS6 de agua y saneamiento, pasando por salud y bienestar, energía, vida submarina, o acción por el clima. Y solo a través de este enfoque global seremos capaces de asegurar los recursos híbridos para nosotros y para las próximas generaciones.
Cristina Molina Campos, colaboradora FIBGAR