Tendamos la mano. Cambiemos el mundo
Baltasar Garzón Real. Presidente de FIBGAR
Madrid, 9 de diciembre de 2016. Naciones Unidas invita este año a todos a defender los derechos del otro. Nos pide que cada uno de nosotros tomemos posición y hagamos nuestra la necesidad de un refugiado, de alguien que ha tenido que salir de su país, de una persona con discapacidad, que defendamos a quien sufre por actitudes intolerantes, xenófobas o racistas; que pensemos en la violencia contra quienes pertenecen al colectivo LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales), en los indígenas, en los afrodescendientes. Que tendamos una mano al sufrimiento de muchos niños, niñas y adolescentes, de demasiadas mujeres expuestas a la violencia machista y, en general, a aquellos que puedan sufrir discriminación o violencia, por cualquier razón o motivo.
Desde FIBGAR estos temas nos preocupan no solo hoy, sino todos los días del año. Vemos con alegría como a nuestro pequeño equipo de profesionales se van sumando cada día más personas que bien como voluntarios o con sus aportaciones de todo tipo colaboran en que podamos acometer estas acciones de defensa de los más vulnerables. Nuestra Fundación actúa de muchas maneras: Denunciando con las herramientas que da la justicia situaciones que atentan contra las personas, a veces contra los pueblos. Formando y capacitando a profesionales de las fuerzas de seguridad o del derecho, en países donde no es posible esta formación.
Acudiendo a foros internacionales para hacer evidente la causa de quienes no tienen voz.
Reclamando la aplicación del principio de Jurisdicción Universal como instrumento contra la impunidad y proteccion de las víctimas contra la misma.
Auspiciando los nuevos Principios de la Jurisdiccion Universal, extendiendo esta a los crimenes económicos y medioambientales ejecutados de forma sistemática, hasta adquirir la categoría de crímenes de lesa humanidad.
Uniéndonos a otras entidades nacionales e internacionales para hacer más fuerza en el combate contra la corrupción, en la protección de los defensores y defensoras de derechos humanos, en la defensa de la libertad de expresión y de prensa, asi como en el acceso a la informacion, como derecho de las victimas y proteccion de los whisteblowers.
Reclamando la memoria contra el olvido de aquellos a quienes hicieron desaparecer violentamente y exigiendo que el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y a las garantias de no repeticion, como elementos indispensables de una justicia restaurativa para las victimas, sea una realidad y no un mero formulismo que contribuya a la revictimización.
Empoderando a mujeres en zonas en que tienen pocos medios para sacar adelante a sus familias.
Sumando nuestra voz por la paz allá donde hay conflicto y es preciso colaborar en resolverlo. Atentos a urgir soluciones internacionales en aquellos países donde la democracia se ve amenazada.
Y siempre, como objetivo básico de FIBGAR, nos imponemos educar a los niños, a las niñas, a las y los jóvenes a fin de que sean personas con valores de solidaridad, empatía y afecto hacia el otro y que aprendan el valor de la convivencia y del respeto al discrepante.
Atendiendo a esa mirada al otro que propone Naciones Unidas he estado pensando a quienes dedicar este 10 de diciembre de 2016. La lista es tan larga, las necesidades de apoyo son tales, que no es sencillo. Pero hay un caso que me duele especialmente y por el que la Fundación inició un proceso ante los tribunales que aún continúa: las niñas secuestradas en Nigeria por el grupo terrorista Boko Haram.
No puedo dejar de lado la realidad de esas criaturas violentamente arrancadas de su vida cotidiana con destino a la pesadilla, al salvajismo; ni las noticias que llegan de algunas jovencitas que han logrado huir y evidencian un relato tenebroso. La realidad posterior de esas pequeñas que han regresado muchas veces convertidas en madres y se ven estigmatizadas por los suyos, me sigue produciendo horror e indignación, pese a haber conocido a lo largo de mi carrera como juez los peores aspectos del ser humano, pero aún me duele más el olvido generalizado frente a este hecho, que ha desaparecido de las agendas internacionales de los Estados.
Hago mío el dolor de estas niñas, como el de los miles de víctimas de las guerras que asolan al mundo por puros intereses económicos o geoestrateégicos, a manos de seres tan inhumanos, como llenos maldad y la barbarie. Desde aquí, pienso en todas ellas y prometo que seguiremos trabajando por hacerles justicia.
Deseo también que este diez de diciembre no quede aislado, sino que sea el primero de los demás días del año para que todos continuemos poniendo la mirada en el refugiado, en quien sufre ilegal persecución, en el necesitado, en los indefensos… Adoptemos una actitud solidaria: Tendamos la mano al otro. Cambiemos el mundo, como única medida terapéutica que puede descontaminarnos de tanta negación e indiferencia.