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Un crimen impune. Un negocio rentable

Hoy, 30 de Julio de 2020 – y sólo desde hace 7 años – tiene lugar el Día Mundial contra la Trata de Personas, una fecha muy importante para quienes defendemos los Derechos Humanos, pues, aunque se habla poco de este crimen,es uno de los grandes problemas de la posmodernidadel cual conlleva una constante vulneración de los derechos más básicos de los seres humanos.

Es preciso recordar que la trata se encuentra tipificada a escala internacional por el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata (Protocolo de Palermo), que en su artículo 3 la define como: “La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotaciónEsa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”[1].

Esta definición nos indica que la trata de personas es utilizada para diversos fines, desde la explotación sexual, siendo esta la más común (59%), seguida del trabajo forzado (34%), continuando con la mendicidad forzada o elmatrimonio forzado; además de la sustracción y venta de bebés para adopción ilegal, la venta de niños para convertirlos en soldados o para la extracción de órganos[2]. El tráfico de seres humanos produce enormes beneficios para numerosas organizaciones delictivas que comercian con personas, suponiendo para ellos un negocio billonario que mueve alrededor de 150 billones de dólares al año.[3] Además, esta práctica está extendida por casi todos los países del mundo; 142 países están afectados por la trata de personas, ya sea como país de origen, tránsito o destino[4].

Es considerada por muchos la “esclavitud del siglo XXI”, y no se equivocan ni lo más mínimo. La esclavitud nunca ha llegado a abolirse como tal, sino que ha evolucionado con el tiempo, manifestándose de formas diversas. En la actualidad, se caracteriza por encontrarse oculta en la sombra, aunque es sin duda un secreto a voces, formando parte de redes muy complejas de Crimen Organizado. 

El esclavismo es una práctica histórica milenaria que solía ocurrir entre las fronteras de un mismo país, pero con el «descubrimiento» del «Nuevo Mundo», este fenómeno se transnacionalizó. El tráfico y la trata de personas y esclavos empezó a tener lugar entre continentes: de América a Europa, de África a América, de África a Europa. España, de hecho, fue una de las cunas del esclavismo y la barbarie colonial. Aunque hoy nadie hable de ello, en ciudades como Sevilla, Córdoba o Cádiz, se acudía al puerto para ver cómo llegaban los nuevos esclavos, que luego serían vendidos en el mercado[5]. Miles de hombres, mujeres y niños sufrían – y sufren – este terrible destino. La trata de personas se realizaba principalmente con fines de explotación laboral, para realizar trabajos forzosos, siendo los hombres y niños los más demandados. Sin embargo, en los mercados esclavistas también había un porcentaje interesante de mujeres. Mujeres que eran consideradas como un objeto sexual, destinadas a ser concubinas, vientres para fecundar o productoras de nuevos esclavos[6]. Este imaginario de esclavitud y de compraventa de personas puede parecernos ajeno o muy alejado en el tiempo, pero nada más lejos de la realidad. Tal y como señalaba Miguel Ángel Rosales – antropólogo y director de “Gurumbé”, documental sobre el pasado esclavista de España – en El Periódico, «La esclavitud aún existe en los mercados de personas en Libia y podríamos extender los métodos esclavistas a los talleres textiles, a la minería o a la explotación sexual de mujeres. Seguimos consumiendo productos hechos con mano de obra esclava y nuestro silencio sigue siendo igual de cómplice».[7]

Este cruento crimen internacional tiene a las mujeres y niñas como principal víctima. Según los datos que recoge la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el 72% de las víctimas de la trata de personas fueron mujeres y niñas, donde las mujeres representan el 49% y las niñas el 23%[8]. Esta práctica suele ser comercial, siendo algunos de los ejemplos más claros la prostitución y la pornografía. De hecho, del total de víctimas de explotación sexual, un 96% son mujeres y niñas[9]

Normalmente, las mujeres se ven envueltas en estas redes de trata y prostitución a causa de engaños y promesas de una vida mejor[10]El engaño se puede producir, tanto en relación al tipo de trabajo o actividad que se va a ejercer, adaptando su estrategia a las características personales de la víctima atendiendo a su edad, su nivel cultural, su situación económica, etc. Es decir, se aprovechan de los puntos más vulnerables de cada una[11]. Esta práctica denigra constantemente a la mujer y sus derechos, aterrorizándolas y convirtiéndolas en un mero producto sexual. Una vez que caen en estas redes es muy difícil salir. Si antes se utilizaba el látigo y las cadenas, ahora es la intimidación y la amenaza, no sólo hacia su persona sino también hacia su familia en el país de origen, lo que hace muy difícil que denuncien los abusos y agresiones a las que están permanentemente sometidas. 

La trata de mujeres es una de las expresiones más graves de la violencia de género, afectando una vez más de forma desproporcionada a las mujeres y niñas por el mero hecho de serlo. Es definida en el Convenio de Estambul en su artículo 3.a):“Por «violencia contra la mujer» se deberá entender una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación contra las mujeres, y se designarán todos los actos de violencia basados en el género que implican o pueden implicar para las mujeres daños o sufrimientos de naturaleza física, sexual, psicológica o económica, incluidas las amenazas de realizar dichos actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, en la vida pública o privada”[12].

Aparte de la explotación sexual, como hemos dicho, la trata puede tener otras finalidades, como la explotación laboral, la gestación de bebés para su posterior adopción o venta ilegal y, también, para el matrimonio forzado. Se calcula que entre el año 2011 y el 2020, hasta 140 millones de niñas – 39.000 al día – han sido o serán obligadas a contraer matrimonio[13].

Mapa: ¿Cuánto cuesta una mujer en cada lugar del mundo? [14]

Parece mentira que, en pleno apogeo de la defensa de los Derechos Humanos, y de la Mujer en concreto, y con diversos marcos jurídicos tanto a nivel nacional como internacional, esta práctica esté tan extendida. De nuevo, la violencia de género vuelve a poner en peligro a las mujeres y niñas del mundo. 

No hay que olvidar que los Estados tienen la responsabilidad y la obligación de tomar medidas al respecto, no sólo para cumplir con su ordenamiento jurídico interno sino especialmente con sus compromisos internacionales. Poner fin a la trata es un objetivo al que todos deberíamos sumarnos. Combatirla tiene que ser un acto colectivo, no sólo gubernamental. Se deben priorizar los derechos de las víctimas, reforzar la protección, asistencia y reparación y perseguir penalmente a las organizaciones criminales que se lucran del sufrimiento de estas personas. Pero sin duda lo más importante es la prevención, para lo cual la educación es imprescindible. 

La trata es más que un problema, es más que un crimen internacional, es más que la violación de un derecho humano. La trata es la negación misma de la persona y su derecho a la vida, a la libertad y seguridad, a la integridad física y psíquica y, desde luego a no ser torturada y no ser sometida a esclavitud, servidumbre, trabajo forzoso o a violencia sexual. En el siglo XXI, para este tan rentable negocio, no puede haber espacio para la impunidad.

Irene Ortega Cuadrado y Andrea Rielves Merenciano. Colaboradoras de FIBGAR


[1] https://www.mininterior.gov.co/la-institucion/normatividad/protocolo-de-palermo

[2] https://www.un.org/es/observances/end-human-trafficking-day

[3] https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_243201/lang–en/index.htm

[4] https://www.proyectoesperanza.org/que-es-la-trata/

[5] https://www.elperiodico.com/es/cuaderno/20171202/espana-cuna-esclavos-6457925

[6] Manuel Lobo Cabrera (1993) La mujer esclava en España en los comienzos de la Edad Moderna

[7] https://www.elperiodico.com/es/cuaderno/20171202/espana-cuna-esclavos-6457925

[8] https://www.un.org/es/observances/end-human-trafficking-day

[9] https://www.proyectoesperanza.org/ellas/violencia-de-genero/

[10] https://www.interpol.int/es/Delitos/Trata-de-personas/Tipos-de-trata-de-personas

[11] https://www.proyectoesperanza.org/que-es-la-trata/preguntas-frecuentes/

[12] https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2014-5947

[13]https://www.un.org/youthenvoy/2013/09/child-marriages-39000-every-day-more-than-140-million-girls-will-marry-between-2011-and-2020/

[14]https://www.trendencias.com/feminismo/es-2018-y-todavia-hay-sitios-en-los-que-se-venden-mujeres-cuanto-cuesta-comprar-una-esposa-o-una-esclava-en-diferentes-paises