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De luchas y conquistas: A 64 años del asesinato de las hermanas Mirabal

En 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) declaró el 25 de noviembre como el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorando años de esfuerzos y llamando a la acción global para acabar con la violencia de género. Su origen se encuentra en el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas que fueron asesinadas en 1960, en República Dominicana, por oponerse a la dictadura de Trujillo. Minerva, María Teresa y Patricia son popularmente conocidas como “Las Mariposas”.

                  Aunque la lucha contra el régimen dictatorial fue amplia, el comportamiento de Trujillo con las hermanas Mirabal fue distinto. Históricamente, las mujeres han resultado especialmente castigadas por no ocupar el lugar que les ha sido tradicionalmente asignado en la sociedad. Esto puede observarse, por ejemplo, tanto en las dictaduras Latinoamericanas como en la dictadura franquista. La resocialización pasaba por enseñar la lógica de lo supuestamente femenino: coser, cocinar, limpiar. La forma de castigo consistió en “desfeminizarlas” mediante el rapado de sus cabelleras, el despojo de sus ropas y distintos tratos vejatorios.

                  La violencia de género es una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en todo el mundo a través de los siglos, que atraviesa sistemas de gobierno e ideologías y que va más allá de la violencia física, abarcando también formas de violencia psicológica, sexual, económica y estructural.

La preocupación por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres estuvo presente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero debieron transcurrir varias décadas antes de conseguir instrumentos realmente vinculantes para los Estados. En 1979, la ONU adoptó la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), que entró en vigor en 1981 y que actualmente han ratificado 189 Estados. Esta Convención aporta elementos básicos para la búsqueda de la igualdad de género y, junto con su Protocolo Facultativo, constituye el principal instrumento internacional para la promoción, defensa y exigibilidad de los derechos humanos de las mujeres, como también para develar el sesgo en la práctica en los derechos humanos.

                  A 45 años de su adopción, puede apreciarse la importancia del derecho como herramienta de transformación social promovida por la población. Numerosas activistas y profesionales de distintas disciplinas han sabido adoptar una opinión crítica del derecho, especialmente de la ley positiva, esclareciendo cada vez más el papel que juega al legitimar un sistema patriarcal fundamentado en la discriminación, la opresión y la inequidad. En lugar de ello, el derecho también puede ser utilizado para establecer estrategias dirigidas a superar las distintas formas de violencia y discriminación que sufren las mujeres, así como propiciar la toma de conciencia.   

España ratificó la Convención en 1992, pasando a formar parte de su ordenamiento jurídico interno (art.96.1 CE). En mayo de 2023, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, creado para dar seguimiento a los avances realizados por los Estados, presentó las observaciones finales del IX informe periódico sobre España. Celebró los satisfactorios avances legislativos y los esfuerzos políticos. No obstante, recomendó que el Estado Español consolide en la práctica las políticas de prevención de la violencia contra la mujer, reforzando la identificación de las situaciones de vulnerabilidad y la prevención de la reincidencia. En ese mismo sentido, organizaciones como Amnistía Internacional indican que existen en España múltiples obstáculos para la protección e identificación de las víctimas, y una deficiencia en la toma de datos que luego se reflejan en las estadísticas.

Además de la legislación, hacen falta recursos humanos y materiales para ponerla en práctica y conseguir un verdadero cambio que resulte tangible en la vida de las mujeres. A este efecto, la formación en todos los niveles y, principalmente, dentro del Poder Judicial resulta fundamental para romper con el sistema de opresión estructural y los estereotipos de género que contaminan la sociedad.

Con la igualdad como fuerza que levanta su bandera y la creatividad siempre presente en sus formas de expresión, las mujeres continúan con su revolución, pasándola de generación en generación y dotando a cada una de ellas de más derechos y mejores realidades sociales. Lejos de ser una fecha meramente simbólica, el Día contra la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer tiene un enfoque claro: tomar medidas prácticas concretas para eliminar la violencia de género a través de la educación, la legislación, el activismo y la prevención. 

Macarena Bertone, colaboradora de FIBGAR

25 de noviembre de 2024