
Día Internacional de la Convivencia en Paz: un llamado urgente en tiempos de conflicto
“La tarea de la política es prevenir los conflictos; la de la educación es establecer la paz. Debemos convencer al mundo de la necesidad de realizar un esfuerzo universal, colectivo, por sentar las bases para la paz.”
María Montessori
Cada 16 de mayo, el mundo celebra el Día Internacional de la Convivencia en Paz, una fecha que fue establecida por Resolución 72/130 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2017 con el propósito de promover el diálogo y la solución pacífica de conflictos entre personas, culturas y naciones. En el actual contexto global, caracterizado por diferentes conflictos y crisis, esta jornada adquiere una relevancia profunda que pregona un cambio de paradigma hacia la convivencia pacífica.
La ONU nos recuerda en esta fecha que la convivencia pacífica no es solo la ausencia de guerras, sino que también debe reconocerse que los seres humanos pensamos diferente, y ante estas diferencias se necesita mantener una actitud activa de respeto, diálogo y cooperación donde se reconozca la dignidad y los derechos de todas las personas. Implica transformar las relaciones humanas desde la tolerancia y la comprensión, y construir sociedades inclusivas, donde las diferencias no sean causa de enfrentamientos, sino de enriquecimiento mutuo.
En el presente, la humanidad enfrenta una serie de conflictos que amenazan los principios más fundamentales de la convivencia pacífica. El conflicto entre Israel y Palestina, por ejemplo, ha vivido una escalada sin precedentes en los últimos meses. Se ha podido observar por diferentes medios de comunicación cómo miles de palestinos han estado sufriendo las consecuencias más terribles de la guerra, y la polarización global en torno a este conflicto ha puesto a prueba la capacidad que tenemos los seres humanos de defender los valores de justicia y humanidad.
Otro caso alarmante es la guerra en Ucrania, que continúa tras más de dos años desde la invasión rusa en febrero de 2022. Este conflicto no solo ha causado una devastación sin precedentes en materia humanitaria y económica en la región, sino que ha contribuido a una creciente militarización y fragmentación geopolítica a nivel global. Las repercusiones afectan a la migración de millones de ucranianos que huyen de los estragos que ha dejado la guerra en su país. Esta guerra también ha afectado a nivel global los precios de alimentos, lo que ha dificultado a los países garantizar una debida seguridad alimentaria.
En Sudán, en el año 2023, se inició un conflicto entre el ejército nacional y las fuerzas paramilitares que ha provocado una de las crisis humanitarias con mayor número de personas desplazadas en la actualidad y que se encuentra en el olvido por gran parte de la comunidad internacional. Millones de personas se encuentran padeciendo condiciones de pobreza extrema y los pocos esfuerzos de mediación para el fin del conflicto han sido insuficientes.
Además, en países como Myanmar, Etiopía o en regiones como el Sahel africano, las tensiones étnicas, religiosas y políticas siguen generando violencia, desplazamientos masivos y violaciones de derechos humanos. En muchos de estos escenarios, la falta de diálogo, el odio entre comunidades y la exclusión social actúan como combustibles de los conflictos.
Frente a esta realidad, el Día Internacional de la Convivencia en Paz surge como un recordatorio y una esperanza. Su mensaje nos invita a dejar de lado la confrontación con el otro y a cultivar activamente la paz como un proceso continuo. La convivencia pacífica requiere voluntad política, educación para la paz, justicia social y la participación activa de la ciudadanía.
Por lo antes mencionado, la ONU ha definido unos pilares para que los procesos de paz sean sostenibles, entre ellos se destacan: el respeto a los derechos humanos, la igualdad de género, la protección de las minorías y el fortalecimiento del Estado de Derecho.
En contextos de conflicto, la convivencia no solo se refiere a la relación entre países, sino también al modo en que convivimos dentro de nuestras propias comunidades. La Premio Nobel de Paz, Rigoberta Menchú, en una de sus citas más contundentes nos dice que: «La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz». Es por ello que promover una cultura de paz implica construir relaciones horizontales basadas en el respeto por el otro.
Es por ello que se invita a que el Día Internacional de la Convivencia en Paz no se quede como un mero gesto simbólico o declaraciones vacías, sino que sea una llamada urgente en tiempos de conflicto a la acción individual y colectiva. En un mundo atravesado por tantas guerras, desigualdades y divisiones profundas, este día nos recuerda que la paz no es un ideal lejano, sino una construcción diaria.
La historia nos ha demostrado que la violencia lleva a más violencia, nos enseña también que la reconciliación es posible, que las diferencias pueden sobreponerse y que las heridas pueden sanar siempre que exista voluntad.
William Martínez Bustos, colaborador de FIBGAR