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Los pueblos originarios: los guardianes de nuestros entornos naturales

El 9 de agosto de 1982 se llevó a cabo la primera reunión del Grupo de Trabajo sobre las múltiples poblaciones de pueblos originarios de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías. Desde ahí, cada 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el cual tiene el objeto de sensibilizar a la comunidad sobre el estado de los derechos humanos de las comunidades originarias, así como también servir de llamado de atención para los medios de comunicación y los gobiernos respecto de las peticiones que demandan y que, por ende, requieren de la adopción de medidas.

Actualmente, el 6.2% de la población del mundo pertenece a un pueblo originario y hay más de 476 millones de indígenas distribuidos alrededor de 90 países. Los habitantes de estos pueblos enfrentan retos y amenazas a sus derechos humanos cada día, lo hace que se encuentren entre los grupos de población más vulnerables, representando el 15% de los más pobres del mundo. Además, la brecha de desigualdad afecta a todos los ámbitos de su vida, por lo que el 47% de la población indígena inserta en el mundo laboral no posee educación alguna, en contraposición al 17% de los no indígenas que trabajan, siendo aún mayor esta diferencia en el caso de las mujeres trabajadoras indígenas con sus homólogas que no lo son.

Por otra parte, el 86% de los trabajadores pertenecientes a pueblos originarios trabaja en el mercado informal, en comparación con el 66% de sus homólogos no indígenas. Estos y otros datos han permitido concluir que la población perteneciente a pueblos originarios tiene tres veces más posibilidades de vivir en condiciones de extrema pobreza.

La cultura de la población indígena está directamente vinculada con sus entornos naturales, de modo que su identidad como pueblo depende enormemente del cuidado de sus ecosistemas y biodiversidad. Por ello, la crisis climática está suponiendo una amenaza acuciante entre las comunidades originarias, no solo por los efectos adversos directos de esta crisis, sino por la situación de vulnerabilidad en la que ya se ven inmersos. Además, debido a su íntima relación con la naturaleza, la crisis climática y ambiental incide directamente sobre su derecho a la espiritualidad, y pone en entredicho su seguridad alimentaria y sus necesidades de subsistencia. Sin embargo, a pesar de representar uno de los grupos más vulnerables del planeta, sus prácticas y conocimientos ancestrales sobre la relación humana con la naturaleza pueden suponer de un aporte invaluable para la consecución del futuro sostenible que tanto el planeta como los seres humanos necesitamos.

Especialmente devastados por este fenómeno de cambio climático se encuentran las poblaciones indígenas del Ártico, siendo un ejemplo de ello lo que sucede con el pueblo indígena Yakutia, que vive en el extremo noreste de Rusia, donde la temperatura media ha aumentado entre 2 y 3 °C en los últimos años. Esto ha causado que el permafrost se descongele, lo que ha intensificado los incendios y provocado una pérdida de biodiversidad.

Igualmente, aun cuando albergan diferencias socioculturales los distintos pueblos indígenas, se ven igualmente afectados al momento de defender su identidad, su particular forma de vida y sobre todo los recursos naturales de los entornos en los que habitan. Es por eso por lo que, durante años, la población indígena ha abogado por el reconocimiento de dicha identidad y a desarrollarla según su cosmovisión, así como también por el derecho a la libre autodeterminación y al reconocimiento del derecho que tienen sobre sus ancestrales tierras y los recursos naturales que la integran. Gracias a sus años de lucha por el reconocimiento de sus derechos, han sido algunos avances los que se han logrado. En concreto, una de las grandes victorias fue la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en 2007, o el establecimiento del comienzo del Decenio de las Lenguas Indígenas 2022-2032 para hacer frente al peligro de extinción en que se encuentras muchas lenguas originarias, ya que el 40% de las 7.000 lenguas indígenas están en riesgo de desaparecer por completo.

Además, los colectivos de mujeres pertenecientes a pueblos originarios han desempeñado un rol fundamental en mantener viva la cultura indígena, transmitiendo el conocimiento de sus antepasados y sus prácticas tradicionales, cuidando los recursos naturales, defendiendo sus tierras ancestrales y reivindicando los derechos de las comunidades originarias en todo el mundo, convirtiéndose así en líderes locales y nacionales que han permitido avances en el reconocimiento de sus culturas y derechos. Así también, las prácticas de estas mujeres indígenas pueden servir de ayuda para lograr un comportamiento sostenible con el ambiente.

A pesar del coraje y el activismo de las mujeres pertenecientes a pueblos originarios, la comunidad internacional debe tener un compromiso para lograr defenderlas y que puedan desarrollar sus roles de líderes, cuidadoras y guardianas de saberes, poniéndole fin a la interseccionalidad que las afecta al ser víctimas de discriminación por razones étnicas, de género y socioeconómicas.

Por todo ello, desde FIBGAR hemos desarrollado el proyecto “Guardianes del Planeta: los derechos de los pueblos indígenas”, que apunta a ofrecer una mirada global acerca de la situación de los derechos humanos de los pueblos originarios, sus retos y sus logros. La iniciativa tuvo como objetivo formar un curso online gratuito accesible para toda la sociedad de habla hispana que ofreciese una nueva perspectiva acerca de las comunidades originarias, en especial entre la sociedad juvenil española. El curso está disponible en el siguiente enlace: https://cursos.fibgar.es/

Javiera Martínez Molina, colaboradora de  FIBGAR.