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Romper el silencio: consciencia y acción en el Día Mundial contra la trata

Este 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata dado que prevenirla, evitarla y combatirla debe ser una prioridad para la comunidad internacional.

La trata de personas destruye a la humanidad. Es una de las violaciones más atroces de los derechos humanos. Este delito grave y violento, perpetrado, a menudo, dentro del marco de la delincuencia organizada, afecta a personas de todas las edades y nacionalidades, aunque las poblaciones más expuestas son las mujeres, las niñas y niños, adolescentes, migrantes, las personas LGTBIQ+, las personas afrodescendientes y los pueblos indígenas.

Es difícil determinar la verdadera extensión y alcance de este delito dada su naturaleza, pero se estima que 50 millones de personas en el mundo corren riesgo de ser objeto de diversas formas de explotación. Como vemos, es uno de los delitos de más rápido crecimiento, comparable al tráfico de drogas y de armas. Constituye una actividad altamente lucrativa que genera anualmente beneficios estimados en 150.000 millones de dólares.

El Protocolo de las Naciones Unidas de 2000 para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, proporciona la definición de trata acordada internacionalmente. La trata es la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas mediante la fuerza, el fraude o el engaño para explotarlas con fines lucrativos.

De lo expuesto hasta aquí, surgen al menos dos interrogantes para abordar esta problemática compleja: cuáles son las tendencias actuales de este crimen y cómo podemos combatirlo.

Respecto a la primera interrogante, según el último informe global de trata de personas de la oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito se identificaron un 30% menos de víctimas en la región entre 2019 y 2020. ¿Esto significa que haya habido menos víctimas de trata? En principio no, demuestra que la pandemia y otras crisis produjeron una modalidad de trata más clandestina, invisible y difícil de detectar por parte de las autoridades.

La trata tiene diversas modalidades (trabajo forzado, explotación sexual, mendicidad, conflictos armados, matrimonio infantil, adopción ilegal), y puede ejercerse en múltiples escenarios, perpetuarse por familiares o por desconocidos y ocurrir bajo reclusión física o coerción digital. Hasta la pandemia, la explotación sexual era la principal forma de trata, hoy existen otras modalidades. Se ha acrecentado enormemente, por ejemplo, la explotación y el abuso en línea de niños y niñas pequeñas, ya que se encuentran expuestos a más riesgos debido a la proliferación de plataformas digitales a las que se conectan sin las protecciones adecuadas.

En este sentido, teniendo presente que una de cada tres víctimas de trata es un menor, en su mayoría, niñas, en este décimo Día Mundial contra la Trata, la campaña de 2024 se centra en la sensibilización sobre las causas y vulnerabilidades asociadas a la trata de menores.

Otros hallazgos a los que se llega en el informe global citado refieren a que la guerra y los conflictos son terreno fértil para los tratantes. Igualmente, el cambio climático multiplica los riesgos de la trata. Este último es un aspecto novedoso introducido por el informe ya que se expone por primera vez al cambio climático como un factor que incrementa la vulnerabilidad de las personas de ser posibles víctimas de trata “al actuar como multiplicador del estrés”.

Respecto a la segunda interrogante, la comunidad internacional reconoce que la lucha contra la trata requiere de un abordaje diferencial, multisectorial e innovador implicando la suma de diversos actores tales como los esfuerzos de los Estados, las organizaciones internacionales, los organismos de la sociedad civil y el sector privado.

Ante este fenómeno mundial, para prevenir y combatir la trata es esencial una estrecha cooperación transfronteriza que incluya la puesta en común de información y buenas prácticas, así como un diálogo abierto y continuo entre las autoridades de los Estados. Estos deben robustecer su respuesta nacional y regional para ser capaces de prevenir el delito, investigar y judicializar a los tratantes y, sobre todo, para ubicar en el centro a la víctima, protegerla y atenderla adecuadamente.

En este sentdo, el pasado abril, el Parlamento Europeo aprobó la ampliación de medidas para luchar contra la trata de seres humanos y mejorar el apoyo a sus víctimas. Además de los delitos de explotación laboral y sexual, la legislación ha incluido como delitos a nivel de la UE el matrimonio forzoso, la adopción ilegal y la maternidad subrogada para explotación reproductiva, además de introducir una serie de mejoras para su prevención y protección de las víctimas. Eugenia Rodriguez Palop, miembro del Parlamento Europeo afirmó que “Doce años después de la adopción de la Directiva, el Parlamento Europeo ha tenido que revisar las normas de la UE, ya que la trata se ha vuelto más sofisticada y los recursos a nuestra disposición siguen siendo rudimentarios. Tenemos que ser capaces de localizar rápido a las víctimas, protegerlas y apoyarlas. La trata es tortura; los responsables deben pagar por lo que han hecho y las víctimas deben recibir reparación por su sufrimiento».

Por último, hay que destacar que lo que no se mide no se puede mejorar. Sin datos certeros no es posible diseñar políticas públicas correctamente ni medir sus impactos. Por lo que se subraya la necesidad de que los Estados cuenten y fortalezcan sus sistemas de información, conocimiento y registro de los casos de trata de forma de poder cooperar interna e internacionalmente.

En conclusión, para romper el silencio sobre la magnitud de este delito y la necesidad de acción, solo resta repensar que si bien la cooperación internacional, la educación y sensibilización son esenciales para prevenir este delito, solo a través de un compromiso colectivo podremos aspirar a un futuro libre de trata en el que se respeten los derechos de seguridad, libertad y dignidad de todas las personas.

Mariana Larrosa Fernández

23 de julio de 2024.