Tortura y tratos inhumanos: reconocer y dignificar a las víctimas de ayer, hoy y mañana
La tortura es un horrendo abuso a los derechos humanos y constituye una grave violación del derecho internacional. Sus consecuencias van más allá del individuo. La tortura tiene un efecto omnipresente en las familias y las comunidades, y lleva a ciclos devastadores de violencia y trauma intergeneracional.
Por ello, la erradicación de la tortura es uno de los grandes desafíos que asumieron las Naciones Unidas a sólo unos pocos años de su fundación. En 1948 la comunidad internacional condenó la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En 1975, en respuesta a las campañas organizadas por diversas organizaciones no gubernamentales (ONG), la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
En 1984 fue aprobada la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes que señaló la culminación del proceso normativo en el ámbito de la lucha contra la tortura.
De acuerdo con el artículo 1 de la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la tortura se define como “todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia.”
En virtud del artículo 17 de la Convención se creó el Comité contra la Tortura, que vela por la observancia y la aplicación de la Convención.
En 1985 la Comisión de Derechos Humanos nombró al primer Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, un experto independiente al que se le encomendó la misión de informar sobre la situación de la tortura en el mundo.
En 1997 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 26 de junio como el Día internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura, con vistas a la aplicación de la Convención, que hasta ahora ha sido ratificada por 172 países.
A pesar de los avances conseguidos, miles de personas siguen siendo objeto de tortura cada día en muchas partes del mundo, como por ejemplo en Ucrania, donde, desde el comienzo de la guerra, civiles y militares han sido víctimas de ejecuciones sumarias, torturas y otros graves abusos.
Hoy, sin embargo, queremos reconocer y dignificar también a las miles de personas que padecieron torturas y tratos inhumanos durante la Guerra Civil y el franquismo, y que siguen buscando verdad, justicia y reparación.
Queremos hacerlo a través del testimonio de Luis Pérez Lara, preso político del régimen franquista, que fue torturado por el inspector de la Brigada Político Social Juan Antonio González Pacheco, más conocido como Billy el niño. Uno de los personajes más siniestros de la dictadura, muerto en 2020 sin ser juzgado por sus crímenes.
“Yo sabía que me podía pasar lo peor…No había otra. Llega un momento en que la violencia física no te afecta, te afecta más la psicológica…el que pueda pasarle algo a tu familia… ”
Para escuchar la entrevista completa pincha aquí
El testimonio de Luis Pérez Lara ha sido recogido por FIBGAR en el marco del proyecto ¡Memorízate!-¡Activemos nuestra memoria democrática!, que apunta a resaltar la importancia de preservar y divulgar nuestra memoria democrática, generando sensibilización y aprendizaje social a través de las redes sociales.
Madrid, 26 de junio de 2022.
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