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Una deuda pendiente: la protección efectiva de los pueblos originarios

Los derechos de los pueblos indígenas llevan siglos siendo violados sistemáticamente. Esta situación les condena a la marginación y la discriminación. Conformando tan solo el 6% de la población mundial, los pueblos originarios suponen alrededor del 19% de la población extremadamente pobre. Según las Naciones Unidas, se estima que su esperanza de vida puede ser hasta 20 años menor que las personas no indígenas a nivel mundial.

El 23 de diciembre de 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de la resolución A/RES/49/2014, considerando la necesidad de mejora de la situación económica, social y cultural de las poblaciones indígenas y convencida de que el desarrollo de las poblaciones indígenas contribuiría al adelanto socioeconómico, cultural y ambiental de todos los países de mundo, estableció un foro permanente para las poblaciones indígenas en las Naciones Unidas, y proclamó el 9 de agosto como el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas. Se estableció esta fecha ya que conmemora la primera reunión en 1982 del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de las Minorías. Este año la conmemoración se hará a través de un evento virtual y el tema será “Protegiendo a los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial”.

Sin embargo, y a pesar de haber conseguido avances en sus derechos, los pueblos indígenas a menudo no ostentan un reconocimiento formal de sus tierras. Es común que sean los últimos en recibir financiación pública para servicios básicos e infraestructuras, su acceso a la justicia está obstaculizado, así como la posibilidad de formar parte de los procesos políticos y toma de decisiones.

La marginación centenaria ahonda en las vulnerabilidades de estos grupos y limitan las posibilidades de acceso a la educación, al sistema sanitario o a las comunicaciones digitales. Además, el rápido crecimiento de la agricultura, la minería, el turismo y el expolio de los recursos naturales está afectan a sus territorios, dejando zonas deforestadas, contaminadas y, en definitiva, destruyendo sus entornos naturales. Los pueblos indígenas poseen una relación muy estrecha y de dependencia con su entorno ecológico, tanto físico como espiritual, por lo que los cambios, o destrucciones, de su hábitat natural pueden afectar muy negativamente a su modo de vida y supervivencia.

Entre los grupos más vulnerables se encuentran las mujeres, las niñas y los niños. En concreto, las mujeres poseen el mayor índice de mortalidad materna, embarazo adolescente, enfermedades de transmisión sexual y una probabilidad mayor de sufrir violencia. Conforme unos datos aportados por Amnistía Internacional, las mujeres indígenas que residen en Panamá o Rusia tienen hasta 6 veces más de probabilidades de morir en el parto, las mujeres masái, en Kenia, tienen el doble de probabilidad de no recibir atención prenatal, y en Namibia, presentan hasta 10 veces más de probabilidad de tener un parto sin la atención cualificada necesaria.

Los pueblos originarios, junto con activistas al respecto, llevan décadas reclamando el respeto de sus derechos humanos, pero no fue hasta el 2007 que las Naciones Unidas adoptaron la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.  Tras décadas de negociaciones entre los Estados y pueblos originarios, se estableció en este documento una serie de derechos colectivos e individuales para garantizar la plena igualdad. Es preciso destacar que la Declaración de los Derechos Humanos fue adoptada en 1948, y tuvieron que pasar 59 años hasta el reconocimiento pleno de los derechos de los pueblos indígenas.

Parece que en los últimos años existe, al menos, la pretensión de protección de estas minorías, aunque los datos arrojados actualmente evidencian una necesidad en el aumento de la protección y respeto de sus derechos humanos.

En el ámbito regional, durante los últimos años y fruto de la lucha de los pueblos indígenas, se han ido desarrollando documentos jurídicos de protección internacional. El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos ha contribuido al derecho a la identidad de sus pueblos, a la protección de la propiedad comunal indígena, el desarrollo de la consulta indígena y la participación en el proceso político. Por su parte, la Comisión Africana de Derechos Humanos ha generado jurisprudencia pionera en el campo de los derechos de los pueblos indígenas, estableciendo, entre otras cosas, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.

Desde FIBGAR, estamos fielmente comprometidos por el respeto de los derechos humanos de las minorías y el cumplimiento efectivo de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, asegurando efectivamente no dejar a nadie atrás en el proceso. Por ello, durante el año 2023 desarrollamos un curso gratuito online llamado “Guardianes del planeta: los derechos de los pueblos indígenas” tratando de cubrir el vacío existente en materia relacionada con la situación actual de los pueblos indígenas. El curso cuenta con entrevistas a personas pertenecientes de comunidades originarias, así como como 6 módulos donde se analiza la historia, la evolución de sus derechos y sus retos y logros actuales. El curso está disponible aquí.

Carmen Coleto Martínez, Responsable de proyectos.

9 de agosto de 2024